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  AFC:Diciembre
 

 

 
Libros de Elena G de White

A fin de Conocerle


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Diciembre:



…Miércoles 1º de diciembre EXALTANDO AL HOMBRE DEL CALVARIO
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.   (Juan 3: 14, 15)
Os señalo la cruz del Calvario.  Os ruego considerar el sacrificio infinito realizado por vosotros, para que mediante la fe en Cristo no perezcáis sino que tengáis vida eterna... Os señalo a Jesús.  Estáis seguros al confiarle los pensamientos más íntimos de vuestra mente.  El Señor os ha adquirido a un precio infinito.  Podéis encomendar a Jesús el cuidado de vuestra alma.  Podéis confiar en él como vuestro Consejero... Acercaos constantemente a Dios.  Él os ayudará.
Estad seguros de que recibís vuestra luz de la Fuente de toda Luz.  Él es la gran Luz céntrica del universo celestial y la gran Luz del mundo.  Él iluminará a cada hombre que viene al mundo.  No alcancéis una norma inferior y común.  Cultivad la dulzura de Cristo.  Aseguraos las realizaciones más elevadas, y obtened de Cristo vuestra inspiración. Él es vuestra Amigo.  Siempre podréis depender de él y hallarlo fiel y verdadero.  Cuando necesitéis su simpatía en vuestra mayor perplejidad, heridos y magullados, él no os defraudara.  Podéis acudir a él con la sencillez de los niños.  Podéis acudir a él con gozo y alegría.  Ante cualquier cosa que halague vuestras esperanzas, ante todo éxito que logréis en vuestros esfuerzos en el Señor, contemplad a Jesús y depositad todo honor a sus pies.  Todo depende de que procedáis con humildad íntima.  Escribid el nombre de Cristo en vuestro estandarte y nunca lo deshonréis.
Todo el cielo nos ha sido dado en Cristo Jesús, y el Señor os ama a pesar de que lo habéis deshonrado... Honrad a Jesús rindiéndole los mejores servicios y más santos del corazón.  Él dio su vida por vosotros. ¿Quién hizo esto?  El Hijo unigénito de Dios, el que era uno con el Padre antes de que el mundo fuese.
Levantad vuestro estandarte levantadlo bien alto.  Nunca permitáis que se arrastre en el polvo.  Exaltad a Jesús (Carta 147, 1896).  344
Jueves 2 de diciembre AHORA ES EL MOMENTO DE BRILLAR             
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.  (Isa. 60: 1)
Ahora necesitamos levantarnos y brillar, porque ha venido nuestra luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre nosotros.  No tenemos tiempo para hablar del yo, para ser como la planta mimosa que no puede ser tocada sin contraerse.  Nuestra suficiencia está en Jesús. ¿Hablaremos de la fe? ¿Hablaremos de la esperanza gloriosa, de la plena y abundante justicia de Cristo, provista para cada alma?...
Todo el universo celestial está interesado, y se ejerce el amor de Dios en beneficio de su pueblo fiel que guarda sus mandamientos.  En Dios debemos confiar... Dios tiene al mundo en su mano.  Tenemos a Dios de nuestro lado.  Todo el cielo espera y anhela nuestra colaboración. El Señor es supremo. ¿Por qué temeremos?  El Señor es todopoderoso. ¿Por qué temblaremos?  En el pasado, Dios ha librado a su pueblo, y él será nuestro ayudador si nos levantamos en su fortaleza y avanzamos con decisión.
La Biblia, y solamente la Biblia debe ser nuestro refugio.  Dios está en su Palabra.  "Por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará las iniquidades de ellos" (Isa. 53: 11).  Si el grande y amoroso corazón de Dios está satisfecho con el resultado de su misión en términos de almas salvadas, regocijémonos.  Trabajemos como nunca antes.  Coloquemos el yo a un lado, y aferrémonos de Cristo por fe. Revelémoslo ante el mundo como el que es hermoso y señalado entre diez mil.
"Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero"  (Apoc, 7: 9, 10)  (Carta 138, 1897). 345
Viernes 3 de diciembre LUZ PARA UN MUNDO EN TINIEBLAS
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.  Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.  (Isa. 60: 2, 3)
Las tinieblas cubren la tierra y la oscuridad a los pueblos, y cuán ardientemente deberíamos desear la presencia del Instructor divino para que nos guíe en el camino de la verdad y la justicia.  Dios ha hablado a los hombres en diversas oportunidades, en distintos lugares y en varias formas, y sin embargo la ignorancia del mundo aumenta.  Necesitamos hablar con más decisión acerca de la verdad, para llevar al hombre el conocimiento de Dios.  La distinción entre los cristianos y los mundanos debe ser más evidente.  La Biblia debe ser el libro de más prominencia entre nosotros, y el investigador atento y diligente debe buscar laboriosamente los tesoros escondidos.  Las máximas de los hombres, los dogmas del error, aunque sean expuestos por los que profesan ser intérpretes de la Palabra de Dios, deben descartarse, porque han sido inventados para ocultar la verdad, y para mistificar la importancia espiritual del Evangelio sagrado.  Los que buscan el tesoro escondido lo hallarán...
Los judíos se alejaron del Señor Jesús, a quien los profetas anunciaron como el Mesías venidero, no han podido ver hasta el fin de lo que ha sido abolido.  Al invalidar la ley de Dios, al alejarse de la verdad con aversión, el mundo cristiano se ha alejado de Cristo, y ha hecho evidente el hecho de que no estaba acostumbrado a contemplar la verdad de origen divino.  La oscuridad se ha tornado semejante a un palio funerario que cubre toda la tierra...
Los que esperan el advenimiento de nuestro Señor y Salvador no pueden mezclarse con los que son amadores de los placeres más que amadores de Dios, que buscan diversión y juegos y fiestas.  Como fieles vigías deben proclamar la advertencia:  "La mañana viene , y después la noche"  (Isa. 21: 12)  (Carta 84, 1895).  346
Sábado 4 de diciembre PROMESA DE PODER DIVINO
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra   (Hech. 1:
En el día de Pentecostés, el Infinito se manifestó con poder a la iglesia.  Mediante su Espíritu Santo, descendió de las alturas de los cielos como un poderoso viento al aposento donde estaban reunidos los discípulos.  Palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por los pecados perdonados.  Se oían expresiones de agradecimiento y profecía.  Todo el cielo se inclinaba para contemplar y adorar la sabiduría de amor incomparable e incomprensible.
Los apóstoles y discípulos estaban maravillados, y exclamaron: "¡Aquí hay amor!" Se apoderaron del don impartido.  Sus corazones estaban llenos de una benevolencia tan plena, tan profunda, tan abarcante, que los impulsó hasta lo último de la tierra, testificando... Estaban llenos de un intenso anhelo por añadir a la iglesia a los que serían salvos...
Así como los discípulos salieron para proclamar el Evangelio, llenos con el poder del Espíritu, también los siervos de Dios deben salir hoy.  A nuestro alrededor hay campos blancos para la siega.  Esos campos deben cosecharse.  Debemos llevar la Palabra, llenos con un abnegado deseo de proclamar el mensaje de misericordia a los que están en las tinieblas del error y la incredulidad...
El Señor Dios ha hecho la promesa eterna de proporcionar poder y gracia a todos los que están santificados mediante la obediencia a la verdad.  Jesucristo, a quien se le dio todo el poder en el cielo y en la tierra, se une en simpatía con sus instrumentos, las almas sinceras que día a día participan del pan viviente "que descendió del cielo"  (Juan 6: 33).  La iglesia en la tierra, unida con la iglesia en el cielo, puede realizar todas las cosas (Manuscrito 62, 1902).  347
Domingo 5 de diciembre REVELANDO A CRISTO EN LA CRISIS
Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. (Sal. 68: 35)
Ya es tiempo de que recibamos poder de lo alto.  Satanás y toda su confederación del mal están trabajando con incansable vigilancia para oponerse a todo bien.  Nunca se formó una combinación más poderosa para neutralizar las lecciones y las enseñanzas de Cristo, y para sembrar las semillas de infidelidad respecto de la inspiración de las Escrituras y socavar sus fundamentos...
Satanás se mueve con su poder infernal para inspirar a los hombres a formar alianzas y confederaciones del mal contra la luz y la Palabra de Dios... El desprecio de la inspiración, la exaltación de las ideas de los hombres llamados sabios, están colocando el talento humano por encima de la sabiduría divina, a las formas y a la así llamada ciencia por encima del poder de la piedad vital.  Estas son las señales de los últimos días.  Que cada uno que cree en Cristo... emplee su talento de la voz para exaltar a Jesús y presentar testimonios que magnificarán, honrarán y glorificarán la Palabra de Dios, ilustrarán su valor y ensalzarán su excelencia.  El Evangelio se revela en su poder en las vidas consecuentes, santas y puras de los creyentes, oidores y hacedores de la Palabra...
No deis al mundo la impresión de que Cristo no tiene para vosotros forma ni hermosura para que lo deseéis.  Revelad a Cristo como él es: "Todo él codiciable" y "señalado entre diez mil"  (Cant. 5: 16, 10). Su gloria es disminuida por sus seguidores profesos que prefieren las cosas terrenas, son desobedientes, desagradecidos e impíos.  Cuán vergonzosamente se mantiene a Jesús en la retaguardia.  Su misericordia, su paciencia y su amor incomparable quedan velados, y su honor es anublado por la perversidad de sus seguidores profesos... Ensalzad a Jesús.  Hablad de su amor, de su poder, y que el yo se pierda detrás de la gloria de su persona  y el gran poder de la cruz del Calvario (Carta 110, 1893), 348
Lunes 6 de diciembre LA FORTALEZA DEL ALMA
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (Efe. 6: 10).
Esto ha sido siempre aplicable al pueblo de Dios en toda época, pero cuánto más lo es en el caso de la iglesia remanente que debe hacer frente a las constantes y poderosísimas obras del poder de las tinieblas en este último tiempo.  Las palabras del apóstol resuenan a través de los tiempos: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.  Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efe. 6: 11, 12).
Estas palabras inspiradas de Dios son apropiadas para nosotros.  Se aplican en forma especial a los que se esfuerzan por guardar los mandamientos de Dios en medio de gente torcida y perversa entre la que brillan como luces en el mundo.  Cuán solemne, cuán terriblemente solemne es este tiempo para los jóvenes que han recibido gran luz,...  que sus palabras, espíritu y carácter no descarríen a los que se asocian con ellos.
"Tomad toda la armadura de Dios"  (vers. 13).  Haced de la Palabra vuestro guía. Tomadla.  Toda la armadura que se os proporciona en las Escrituras está a vuestra disposición.  "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.  Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad"  (vers. 13, 14).
En todas partes se presentan para vuestra aceptación interpretaciones ficticias y falsas de las Escrituras, fábulas engañosas.  Se necesita gran discernimiento para que el cinto sea la áurea cadena de la verdad.  "Vestidos con la coraza de la justicia", no la vuestra sino la justicia de Cristo.  Esta es la fortaleza del alma.  Con la justicia de Cristo delante de nosotros, podemos soportar la oscuridad moral y desenmascarar las invenciones de los instrumentos satánicos (Carta 60, 1893).  349
Martes 7 de diciembre SIEMPRE MÁS BRILLANTE
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.  (Prov. 4: 18)
En todos los tiempos, el gran error cometido por las iglesias ha sido alcanzar cierto punto en su comprensión de la verdad bíblica y detenerse allí.  Allí han anclado.  Dejaron de "adelantar", como si dijeran: "Tenemos luz suficiente.  No necesitamos más"...
El Señor ama a su pueblo y quiere conducirlo, paso a paso, hacia adelante bajo la bandera de la verdad, el mensaje del tercer ángel... En estos últimos días, tenemos el beneficio de la sabiduría y la experiencia de los tiempos pasados.  Los hombres de Dios, santos y mártires, han confesado su fe, y el conocimiento de su experiencia y su ardiente celo por Dios son transmitidos al mundo mediante los oráculos vivientes... Este legado hereditario ha sido compilado por fieles testigos, para que la esplendoroso luz que brillaba sobre ellos en el conocimiento de Dios pudiera esclarecer a los que viven en estos últimos días; y mientras aprecien esta luz, adelantarán a una luz mayor aún...
La Fuente de toda luz todavía nos invita a venir y absorber sus rayos.  No se coloca la luz donde los seguidores de Cristo no puedan obtener sus beneficios.  No se la aparta del mundo para que no haya más luz que brille con gran claridad y mayor abundancia sobre todos los que han aprovechado la luz dada por Dios.
El pueblo de Dios del tiempo del fin no ha de elegir las tinieblas antes que la luz.  Debe buscar la luz, esperar la luz... La luz proseguirá brillando cada vez con mayor intensidad, y manifestará cada vez más claramente la verdad, tal como es en Jesús, para que los corazones humanos y los caracteres humanos mejoren y se disipe la oscuridad moral que Satanás se esfuerza por traer sobre el pueblo de Dios.... Al acercarnos al tiempo del fin, se necesitará un discernimiento más agudo y más claro, un conocimiento más firme de la Palabra de Dios, una experiencia viva y la santidad de corazón y de vida que debemos tener para servirle (Manuscrito 37, 1890).  350
Miércoles 8 de diciembre ¡EL VIENE OTRA VEZ!
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apoc. 22: 12)
¿Era Cristo un falso profeta cuando pronunció estas palabras?  Han transcurrido más de mil ochocientos años desde que Juan oyó esta gran verdad, y el Señor no ha venido todavía para reinar. ¿Pero dejaremos de esperar su advenimiento? ¿Diremos: "Mi señor tarda en venir" (Mat. 24: 48)? (Review and Herald, 31-7-1888).
"De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares... "  (Jud. 14, 15).  La doctrina de la venida de Cristo fue dada a conocer en aquellos lejanos tiempos al hombre que anduvo en continua comunión con Dios.  El carácter piadoso de ese profeta representa el estado de santidad que debe alcanzar el pueblo de Dios que espera ser llevado al cielo...
¿Diremos que hemos sido engañados respecto a la doctrina de la inminente venida de Cristo? ¿Diremos que ha sido vana toda nuestra predicación de su aparición? ¿Diremos que todo nuestro trabajo para preparar a un pueblo para su venida ha sido inútil?  Jamás... "Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.  Y considerémonos unos a otros para estimularnos":  ¿a las dudas, la incredulidad y la apostasía?  No, sino "al amor y a las buenas obras; no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Heb. 10: 23 - 25).
Debemos conocer las Escrituras, para investigar las profecías y ver que se aproxima el día, y exhortarnos mutuamente con celo y esfuerzo a una mayor fidelidad. ¿Dejaremos nuestra fe? ¿Perderemos nuestra confianza? ¿Seremos impacientes?  No, no.  No pensaremos en esas cosas... Levantemos nuestra cabeza y gocémonos, porque nuestra redención está cerca.  Está más cerca que cuando creímos por primera vez (lbid.).  351
Jueves 9 de diciembre POR QUE SE TARDA EL SEÑOR       
Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.  El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos proceden al arrepentimiento.  (2 Ped. 3: 8, 9)
Al trabajar desde 1843 y 1844, he estado muy agradecida porque el Señor ha permitido que dure el tiempo para realizar más fielmente la obra misionera que se necesita para amonestar a nuestras ciudades.  Nuestro sabio Padre celestial hizo el sacrificio infinito de su Hijo unigénito.  Lo dio a nuestro mundo para que, mediante la misericordioso providencia realizada, el mundo pudiera aceptar la Palabra -la Verdad bíblica-  y prepararse para el gran acontecimiento de su venida.  Aquello que causó tanta aflicción a la iglesia creyente en su chasco por el tiempo de su venida ha sido una razón de agradecimiento por la tardanza.  Ahora los ángeles de Dios preparan el camino para que la verdad alcance a las gentes.
Hay miles de ciudades, en todas partes, que deben oír la advertencia. ¿Estamos despiertos? ¿Comprendemos que hay un mundo que debe ser amonestado?  Ha que trabajar diligentemente en todas las ciudades.  Debemos levantarnos y realizar una gran obra.  Muchos más deben oír el último mensaje de amonestación dado a un mundo que perece...
Ahora alabo a Dios por su prolongada y misericordiosa paciencia.  El mensaje ha sido llevado a muchos países.  Es un mensaje mundial...  Hemos tenido oportunidad de enviar la luz a muchos miles que se han gozado en la verdad y han sacrificado sus recursos y sus medios para construir los sanatorios y las iglesias en todas partes... Se han establecido escuelas y se abren nuevos campos... Los ángeles esperan a fin de preparar a hombres y mujeres convertidos para que hagan esta obra si quieren consagrar todo su corazón mente y alma al trabajo.  No tenemos tiempo que perder (Manuscrito 62, 1896).  352
Viernes 10 de diciembre LA REVELACIÓN DEL CARÁCTER              
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a su bodas; y se cerró la puerta.   (Mat. 25: 10)
Que nadie siga el ejemplo de las vírgenes necias, y piense que será seguro esperar hasta que venga la crisis, antes de obtener una preparación del carácter para estar firme en ese tiempo.  Será demasiado tarde buscar la justicia de Cristo cuando se llame a los invitados para examinarlos.  Ahora es el momento de revestirse de la justicia de Cristo, el traje de bodas que os habilitará para entrar en la cena de bodas del Cordero.  En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo aceite, sin que lo consiguieran.  Esto es un símbolo de los que no se han preparado desarrollando un carácter para permanecer en el tiempo de crisis.  Es como si fueran a sus vecinos y les dijeran: Déme su carácter, o me perderé.  Las que fueron sabias no pudieron compartir su aceite con las lámparas vacilantes de las vírgenes necias.  El carácter no es transferible.  No puede comprarse ni venderse; debe adquirirse.  El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de obtener un carácter recto mediante las horas de prueba...
El día viene, y está cercano, cuando cada fase del carácter se revelará por medio de tentaciones especiales. Los que permanezcan fieles a los principios, que ejerzan fe hasta el fin, serán los que habrán permanecido fieles bajo las pruebas durante el tiempo de gracia, y que habrán formado caracteres a la semejanza de Cristo.  Los que han cultivado una estrecha relación con Cristo, mediante su sabiduría y gracia, son los participantes de la naturaleza divina.  Pero ningún ser humano puede darle a otro devoción del corazón y nobles cualidades de la mente, y suplir sus deficiencias con poder moral (Youth's Instructor, 16-1-1896).
Que nadie descarte el día de preparación, no sea que se oiga el anuncio: "¡Aquí viene el esposo; salid a recibir e!" y os encuentre como las vírgenes necias, sin aceite en vuestras lámparas (Id., 30- 1-1896).  353
Sábado 11 de diciembre ¡VELAD! ¡VELAD! ¡VELAD!
Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.  Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.  (Mar. 13: 35-37)
Vivimos en un tiempo cuando no podemos ni por un momento apartar los ojos espirituales de Cristo.  Su amonestación es: "Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad". ¿Hay, algún cristiano profeso que no necesite esta amonestación, y cuyo corazón no soportará la vigilia?... Hay que mantener el corazón velando constantemente y con toda diligencia.
Vigilad la furtiva aproximación del enemigo; velad contra los antiguos hábitos e inclinaciones naturales, para que no se afirmen; hacedlos retroceder, y velad; hacedlos retroceder cien veces si es necesario.  Vigilad los pensamientos, vigilad los planes para que no se vuelvan egoístas.  Velad y orad para que no entréis en tentación.
Como María, necesitamos sentarnos a los pies de Jesús para aprender de él, habiendo elegido esa mejor parte que nunca se nos quitará.  Como Marta, necesitamos trabajar cada vez más en la obra del Señor.  Las realizaciones cristianas superiores pueden lograrse únicamente pasando mucho tiempo sobre nuestras rodillas en sincera oración... Una sola fibra de la raíz del egoísmo que permanezca en el alma brotará cuando menos se espere y la contaminará (Carta 36, 1894).
Estamos en el país del enemigo.  El que fue arrojado del cielo ha descendido con gran poder.  Procura cautivar a las almas con ayuda de todo artificio e invención concebibles.  A menos que velemos constantemente, seremos fácil presa de sus innumerables engaños.
Somos mayordomos, a quienes nuestro Señor ausente ha encomendado el cuidado de su casa e intereses... Seamos fieles en nuestra responsabilidad, no sea que venga repentinamente y nos halle durmiendo (Carta 5, 1903) 354
Domingo 12 de diciembre FIRMES ANTE EL PELIGRO
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.  (1 Ped. 4: 7.)
Las señales de los tiempos nos indican que el fin de todas las cosas se aproxima.  Las profecías cumplidas se han convertido en hechos históricos que definen claramente nuestra posición.  Estamos en el umbral del mundo eterno.  Nuestro señor advirtió anticipadamente a su pueblo que la iniquidad abundaría en los días finales, y ejercerla una influencia paralizadora sobre la verdadera piedad.  La maldad se ve, se oye y se siente a nuestro alrededor.  Parece que penetra la misma atmósfera y afecta la fe y el amor del profeso pueblo de Dios.  Es difícil mantener la integridad cristiana.  El hecho es que muchas de las cosas corrientes de nuestros días que ocurren en el cristianismo se deben a la ausencia de persecución.  Cuando venga la prueba de las fieras persecuciones, una gran proporción de los que profesan la fe mostrarán que su religión no era más que un vacío formalismo...
Los días en que vivimos son peligrosos.  En las vidas de muchos cristianos profesos se ven el descuido, la liviandad, el amor a los placeres y la complacencia egoísta. ¿Es éste un tiempo cuando los adventistas han de perder su fe y tornarse fríos y formales? ¡No lo permita Dios! ¿Nos haremos traidores en el preciso instante cuando Dios debería ser más glorificado por nuestra firme adhesión a los principios? ¿Nos alejaremos ahora de las atracciones celestiales, cuando casi podemos ver las glorias de la otra ribera?  Vivimos en el período más importante de la historia terrena.  Manteniendo nuestra lealtad a Dios, podemos dar el testimonio más noble por Cristo y la verdad.
El verdadero cristiano se aferrará a las promesas de Dios más firmemente ahora que nunca antes.  Su corazón está donde ha puesto su tesoro: en el cielo.  Cuando se desprecian y olvidan los principios rectos, entonces los fieles y leales manifiestan su gran celo y profundo amor, entonces permanecen firmemente por la verdad, aunque sea impopular (Review and Herald, 29-11-1881).  355
Lunes 13 de diciembre REQUISITOS PARA LA CIUDADANÍA CELESTIAL
Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida y que entren por las puertas en la ciudad.  (Apoc. 22: 14)
"Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará"  (Gál. 6: 7).  Quiero sembrar para el tiempo y la  eternidad.  Mi corazón tiene hambre y sed de justicia.  Quiero que mi vida se oculte en Cristo Jesús, para que mi siembra produzca la cosecha debida.  Pienso seriamente en mi propio yo: cada día, en palabras o acciones, siembro cizaña o trigo.  Quiero sembrar para el tiempo y la eternidad.  Ya ha transcurrido para mi casi todo el período de vida que se me ha asignado, ¿y cuál será la cosecha?  Quiero una confianza serena e inconmovible en el Altísimo.  He experimentado su cuidado protector en forma notable cuando he seguido el camino del deber.  Quiero descender a la tumba como una mazorca de maíz bien maduro.  No quiero quejas en mi corazón; solamente la gratitud debe morar en él.
Cada instante es precioso y abunda en consecuencias eternas.  Estamos en un mundo de apariencias que se burla y engaña como las manzanas de Sodoma.  Oh, ¡cómo considera el Señor la duplicidad de nuestro mundo!  Si no lográramos mirar más allá de las nubes y captar los brillantes rayos del Sol de justicia, bien podríamos ser vencidos; pero Jesús vive; el arco de la promesa rodea el trono como una seguridad constante de que Jesús vive, y porque vive, nosotros también viviremos...
La disciplina en la escuela de Cristo hará que la iglesia repose sobre el brazo de su Amado.  Los redimidos del Señor llegarán finalmente a Sion con cantos y gozo eterno, con triunfo y victoria.  Toda la hueste angélica cantará con regocijo por ellos. ¿Pero cuáles son los requisitos de nuestra ciudadanía?  "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad" (Manuscrito 7a, 1896).  356
Marte 14 de diciembre  LA CRISIS DE LOS SIGLOS
¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado.  (Jer. 30: 7)
El cumplimiento de las señales de los tiempos demuestra que el día del Señor está cercano...
La crisis se aproxima sigilosamente a nosotros. El sol brilla en el cielo, haciendo su recorrido usual, y los cielos aún declaran la gloria de Dios.  Los hombres siguen comiendo y bebiendo, sembrando y edificando, casándose y dándose en casamiento.  Los comerciantes siguen comprando y vendiendo... Los amadores de los placeres siguen hacinándose en los teatros, en los hipódromos y en los infiernos del juego.  Prevalece la mayor excitación y, sin embargo, el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su final, y cada caso está por ser decidido para la eternidad.  Satanás comprende que su tiempo es escaso.  Ha puesto a todos sus instrumentos al trabajo, para engañar, ocupar y seducir a los hombres, hasta que termine el tiempo de gracia y se cierre para siempre la puerta de la misericordia...
El "tiempo de angustia, cual nunca fue"  (Dan. 12: 1) está por sobrevenir; y necesitaremos una experiencia que muchos son demasiado indolentes para tener... Ahora, mientras nuestro Sumo Sacerdote está haciendo la expiación por nosotros, deberíamos procurar la perfección en Cristo.  Nuestro Salvador no fue inducido a ceder al poder de la tentación ni siquiera en pensamiento.  Satanás encuentra en los corazones humanos un lugar donde afirmarse; se acaricia algún deseo pecaminoso por medio del cual sus tentaciones ejercen su poder.  Pero Cristo dijo de si mismo: "El príncipe de este mundo... nada tiene en mí"  (Juan 14: 30).  Satanás no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios que le permitiera obtener la victoria.  Había guardado los mandamientos de su Padre, y en él no había ningún pecado que Satanás pudiera utilizar con ventaja.  Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de permanecer firmes en el tiempo de angustia  (Review and Herald, 14-3-1912).  357
Miércoles 15 de diciembre UN LUGAR SEGURO DE REFUGIO                
Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.  (Apoc. 3: 10)
Dios tiene un registro de la conducta de las naciones... En esta época se manifiesta un desprecio inaudito por Dios.  Los hombres han llegado a un punto de insolencia y desobediencia que muestra que su copa de iniquidad está casi llena... El Espíritu de Dios está siendo retirado de la tierra.  Cuando el ángel de la misericordia pliegue sus alas y se aleje, Satanás ejecutará las malas obras que ha querido realizar durante mucho tiempo.  Tormentas y tempestades, guerras y derramamiento de sangre: en estas cosas se deleita y eso reúne en su cosecha.  Y los hombres serán engañados tan completamente por él, que declararán que esas calamidades son el resultado de la transgresión del primer día de la semana.  Desde los púlpitos de las iglesias populares se proclamará la declaración de que el mundo está siendo castigado porque no se honra el domingo como se debiera...
Satanás introducirá fábulas agradables en la mente cae los que no aman la verdad.  Acusará con airado celo a los observadores de los mandamientos... Satanás reclama para sí el mundo, pero hay un grupo reducido que lucha contra sus engaños y lucha denodadamente por la fe que una vez fue dada a los santos.  Satanás se empeña en destruir a ese pueblo.  Pero Dios es su torre de fortaleza.  Levantará por ellos estandarte contra el enemigo.  Será para ellos  "escondedero contra el viento" y "refugio contra el turbión"  (Isa. 32: 2).  Les dirá: "Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.  Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos"  (Isa. 26: 20, 21)  (Review and Herald, 17-9-1901).  358
Jueves 16 de diciembre NO FALTA MUCHO TIEMPO
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.  (Isa. 26:20)
No pasará mucho hasta que la tormenta estalle sobre el mundo que está tan dormido en el pecado... Cuando la tierra se bambolee como un ebrio, cuando los cielos se estremezcan y venga el gran día del Señor, ¿quién podrá estar firme?  Una cosa verán temblando de agonía, de la cual procurarán escapar en vano.  "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá"  (Apoc. 1: 7).  Los que no están salvos pronuncian desesperadas imprecaciones a la naturaleza muda, su dios...
La creación es leal a su Dios y no escucha los gritos desesperados... Los pecadores que no quisieron que Jesús quitara sus pecados corren de un lado para otro en busca de un lugar donde ocultarse, exclamando: ¡Pasóse la siega, acabóse el verano, y nuestras almas no han sido salvadas! ¡Si hubieran visto la Roca de salvación y perfecta seguridad..... a la cual correr a refugiarse hasta que pase la ira!.....
Ese Cordero cuya ira será tan terrible para los burladores de su gracia, será gracia y justicia y amor y bendición para todos los que lo han recibido.  La columna de nube que era tinieblas, terror e ira vengadora para los egipcios, para el pueblo de Dios era una columna de fuego y luz.  Así acontecerá con los hijos de Dios en los últimos días.  La luz y la gloria de Dios para su pueblo que guarda sus mandamientos son tinieblas para los incrédulos.  Ven que es terrible caer en manos del Dios viviente.  El brazo, extendido durante tanto tiempo, fuerte para salvar a todos los que acuden a él, es poderoso para ejecutar su juicio sobre todos los que no quieren ir a él para tener vida.  Dios quiera que mientras aún dura la misericordia, mientras todavía se escucha la voz de la invitación, haya un vuelco hacia el Señor.  Se han hecho provisiones seguras para proteger a cada alma y a los que observan sus mandamientos hasta que pase la ira (Carta 137, 1896).  359
Viernes 17 de diciembre  LA MEJOR DISTINCIÓN QUE PODEMOS TENER
Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
(Tito 2: 13)
Somos adventistas.  Esperamos el advenimiento de nuestro Salvador Jesucristo, y nos gusta pensar en él.  Sabemos en quién hemos creído, y no tememos encomendarle el cuidado de nuestra alma en aquel día.  No nos sentimos humillados al confesar que somos adventistas....
Creemos en el sábado del cuarto mandamiento porque está señalado explícitamente, y es el fundamento de nuestra fe religiosa.  Que ninguno se avergüence de esto... No aceptamos la autoridad de los concilios humanos, sino nos adherimos a los concilios celestiales.  "Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos" (Sal. 119: 89).  Aceptamos un "así dice Jehová".  Esta es nuestra posición.  Una doctrina que no se conforma con un "así dice Jehová" podrá ser aceptada por todo el mundo, pero ello no la convierte en verdad... Si queremos conocer el camino al cielo, debemos estudiar la Biblia y no teorías o suposiciones humanas... No nos avergonzamos de nuestra fe, el adventismo del séptimo día, porque es la mejor distinción que podemos tener.  Esperamos la segunda venida de nuestro Señor y Salvador.  Los hombres pueden burlarse de nuestra fe y ridiculizarla, pero esto no debería provocarnos ni sorprendernos.  Todas estas demostraciones no convierten a la verdad en error, ni al error en verdad.  Nos situamos firme e inamoviblemente sobre la plataforma de la Palabra de Dios...
Las realidades eternas deben mantenerse ante los ojos de la mente, y las atracciones del mundo aparecerán como son, como cosas sin provecho... Somos peregrinos y extranjeros que esperan la bendita esperanza y oran por ella, la gloriosa venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  Si creemos en esto y llevamos esa creencia a nuestra vida práctica, qué acción vigorosa inspirarán esta fe y esperanza; qué amor ferviente; qué vida cuidadosa y santa para la gloria de Dios; . qué notable distinción entre nosotros y el mundo (manuscrito 39, 1893).  360
Sábado 18 de diciembre UNA PREPARACIÓN CONSTANTE               
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.  (Mat. 24: 44)
Somos incapaces de mirar al futuro, que a menudo nos causa inquietud e infelicidad.  Pero una de las mayores evidencias que tenemos de la benevolencia de Dios es su ocultación de los acontecimientos del mañana.  Nuestra ignorancia del futuro nos hace más vigilantes y fervientes hoy.  No podemos ver lo que nos espera.  Nuestros planes mejor trazados a veces parecen insensatos y defectuosos.  Pensamos: "¡Si tan sólo conociéramos el futuro!"   Pero Dios quiere que sus hijos confíen en él, y estén listos para ir donde él los conduzca.  No sabemos el tiempo preciso cuando nuestro Señor se manifestará en las nubes de los cielos, pero él nos ha dicho que nuestra única seguridad está en estar preparados constantemente, velando y esperando.  Sea que tengamos por delante un año, o cinco, o diez, debemos ser fieles hoy a nuestra creencia.  Debemos realizar las deberes diarios tan fielmente como si fuera el último día que vivimos.
No estamos cumpliendo la voluntad divina si esperamos ociosamente.  A cada uno ha dado su obra, y espera que cada uno cumpla fielmente su parte... Como nunca antes, hay que resistir contra el pecado, contra los poderes de las tinieblas.  El tiempo exige una actividad enérgica y decidida de parte de los que creen la verdad presente.  Deberían enseñarla por precepto y ejemplo.
Si parece larga la espera de nuestro Libertador, si nos sentimos impacientes por la terminación de nuestra comisión, afligidos y cansados, recordemos... que Dios nos ha puesto en el mundo para enfrentar tormentas y conflictos, para perfeccionar el carácter cristiano, para familiarizarnos mejor con Dios nuestro Padre y Cristo nuestro Hermano mayor, y para trabajar por el Maestro en la ganancia de muchas almas para Cristo, para escuchar llenos de gozo las palabras: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mat. 25: 23)  (Review and Herald, 25-10-1881).  361
Domingo 19 de diciembre EL DÍA DEL AJUSTE DE CUENTAS
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.  (Apoc. 20: 12)
Las Escrituras declaran:  "Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala"  (Ecl. 12: 14).  Esto no encierra ni una sombra de duda... El pecado puede ocultarse, negarse, encubriese del padre, la madre, la esposa, los hijos y los compañeros.  Nadie fuera de los actores culpables pueden abrigar la menor sospecha de mal, pero el mal es conocido por las inteligencias celestiales.
El Señor vio a Adán y Eva cuando tomaron la fruta del árbol prohibido.  Cuando se sintieron culpables, huyeron de su presencia, y "se ocultaron", pero Dios los vio; no pudieron ocultar su vergüenza de sus ojos.  Cuando Caín mató a su hermano, pensó ocultar su crimen negando lo que había hecho; pero el Señor le dijo:  "La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra"  (Gén. 4: 10)...
Todo que una persona no haya confesado, y del que no se haya arrepentido,  permanecerá en los libros registro.  No será borrado, no irá de antemano al juicio para ser cancelado por la sangre expiatorio de Jesús.  Los pecados acumulados de cada persona quedarán escritos con absoluta exactitud, y la luz penetrante de la ley de Dios iluminará todo secreto de las tinieblas.  La condenación de los rechazadores de la misericordia de Dios será proporcional a la luz, las oportunidades y el conocimiento de los derechos de Dios sobre él.
El día del ajuste final de cuentas está sobre nosotros.... La Biblia presenta la ley de Dios como una norma perfecta para regir la vida y modelar el carácter.  El único ejemplo perfecto de obediencia a sus preceptos está en el Hijo de Dios... y se nos ordena seguir en sus pasos (Review and Herald.. 27-3-1888).  362
Lunes 20 de diciembre  NO TEMÁIS, HIJOS DE DIOS
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies.  Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén.  Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.  (Apoc. 1: 17, 18)
Juan, exilado en la isla de Patmos,... oye que una voz dice:  "Yo soy el Alfa y la Omega"  (vers. 11).  Cae como muerto de asombro al escucharla.  Es incapaz de soportar la visión de la gloria divina.  Pero una mano levanta a Juan y oye una voz que le recuerda la de su Maestro.  Se fortalece y puede hablar con el Señor Jesús.
Así será con el pueblo remanente de Dios que está esparcido: algunos en la espesura de la montaña, otros exilados, otros perseguidos.  Cuando se oiga la voz de Dios y se manifieste el resplandor de su gloria, cuando termine la prueba y desaparezca la escoria, se percatarán de que están ante la presencia del que los redimió con su propia sangre.  Lo que Cristo fue para Juan en el exilio lo será para su pueblo que sentirá la mano de la opresión a causa de su fe y testimonio por Cristo... Fueron llevados por la tormenta y la tempestad de la persecución a las hendiduras de las peñas, pero estaban ocultos en la Roca de los siglos...
Un poco más de tiempo, y el que ha de venir vendrá y no tardará.  Sus ojos, como llama de fuego penetran en las prisiones bien custodiadas para buscar a los que están ocultos, porque sus nombres están escritos en el libro de vida del Cordero.  Esos ojos del Salvador están por encima de nosotros, a nuestro alrededor, y ven toda dificultad, disciernen todo peligro, y no hay lugar donde no puedan penetrar, no hay aflicciones o sufrimientos de su pueblo que escapen a la simpatía de Cristo...
El hijo de Dios quedará aterrorizado ante la primera visión de la majestad de Jesús.  Sentirá que no podrá vivir ante su sagrada presencia.  Pero al igual que Juan, oye decir: "No temas".  Jesús colocó su mano derecha sobre Juan y lo levantó del suelo.  Así también hará con sus hijos leales que confían en él (Manuscrito 56, 1886). 363
Martes 21 de diciembre ATAVIADOS CON SU PERFECCIÓN             
Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.  (1 Juan 2: 28)
Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, no en sus pecados sino de sus pecados, y a santificarlos mediante la verdad; y para que él sea un Salvador perfecto para nosotros, debemos unirnos a él por medio de un acto personal de fe.  Cristo nos ha elegido, nosotros lo hemos elegido, y mediante esta elección nos unimos a él, y en adelante vivimos no por nosotros, sino en el que murió por nosotros.  Pero esta unión puede mantenerse únicamente por medio de una vigilia constante, para que no caigamos en tentación y hagamos una elección diferente, porque siempre estamos libres para elegir otro amo, si así lo deseamos.  La unión con Cristo significa una decidida preferencia por él en cada acto y pensamiento de nuestra vida...
Debemos establecer una acérrima enemistad entre nuestra alma y nuestro enemigo; pero debemos abrir nuestro corazón al poder y la influencia del Espíritu Santo.  Queremos que la oscuridad de Satanás sea rechazada, y que la luz del cielo fluya.  Queremos tornarnos tan sensibles a las santas influencias, que el menor susurro de Jesús mueva nuestras almas... Entonces nos deleitará hacer la voluntad de Dios, y Cristo nos manifestará ante Dios y los santos ángeles como los que estamos en él, y no se avergonzará de llamarnos hermanos.
Pero no alardearemos de nuestra santidad.  Al comprender mejor la infinita pureza de Cristo, sentiremos como Daniel cuando contempló la gloria del Señor y dijo:  "Mi fuerza se cambió en desfallecimiento" (Dan. 10: . No podemos decir: "Yo no tengo pecado", hasta que este cuerpo vil sea cambiado y transformado a la semejanza de su cuerpo divino.  Pero si procuramos constantemente seguir a Jesús, tenemos la bendita esperanza de estar ante el trono de Dios sin mancha ni arruga, completos en Cristo, ataviados con su justicia y perfección (Signs of the Times, 23-3-1888).364
Miércoles 22 de diciembre EN EL UMBRAL DE LA ETERNIDAD                
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.  (1 Cor. 15: 54)
Para los que están perdiendo a sus amados en este mundo, cuán preciosas son su fe y esperanza en las promesas de Dios que les abren la vida inmortal futura.  Sus esperanzas pueden fijarse en realidades invisibles del mundo futuro.  Cristo ha resucitado de la muerte: las primicias de los muertos.  La esperanza y la le fortalecen al alma para que pase por las negras sombras de la tumba, con plena fe de surgir a la vida inmortal en la mañana de la resurrección. ¡El paraíso de Dios, el hogar de los salvados!  Allí toda lágrima será quitada de todos los rostros.  Cuando Cristo venga por segunda vez, para "ser admirado en todos los que creyeron"  (2 Tes. 1: 10),  la muerte será sorbida con victoria, y no habrá más enfermedad, más aflicción, más muerte.  Se nos ha dado una preciosa promesa: "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad"  (Apoc. 22: 14). ¿No es ésta una promesa preciosa consoladora para los que aman a Dios? (Review and Herald, 11-10-1887).
La resurrección de Jesús fue una muestra de la resurrección final de todos los que duermen en él.  El cuerpo resucitado del Salvador, su porte, el acento de su voz, eran familiares para sus seguidores.  En forma semejante se levantarán los que duerman en Jesús.  Conoceremos a nuestros amigos así como los discípulos conocieron a Jesús.  Aunque hayan quedado deformados o desfigurados en esta vida mortal, sin embargo en su cuerpo resucitado y glorificado se preservará su identidad individual, y reconoceremos a los que amamos en su rostro radiante con la luz que brilla del rostro de Jesús (Spirit of  Prophecy, tomo 3, pág. 219).  365
Jueves 23 de diciembre MORADAS PARA VOSOTROS
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.  Y si me fuere y os preparara lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.  (Juan 14: 1-3)
Cuando Cristo estaba en la tumba, los discípulos recordaron estas palabras.  Meditaron en ellas, y lloraron porque no pudieron medir su significado.  Ninguna fe ni esperanza alivió el corazón de los afligidos discípulos.  Únicamente acertaron a repetir. estas palabras: "Vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis".
Hay mansiones preparadas para todos los que se sometan a la obediencia de la ley divina.  Y para que la familia humana no tuviera excusa a causa de las tentaciones de Satanás, Cristo se humanó.  El único Ser que era uno con Dios vivió la ley en su humanidad, descendió a la humilde familia de un obrero común, y trabajó en el banco de carpintero con su padre terrenal.  Vivió la vida que pide de todas los que pretenden ser sus hijos.  Así suprimió el poderoso argumento de Satanás de que Dios requiere de la humanidad una abnegación y sujeción que él mismo no está dispuesto a prestar...
Jesús no requiere de los hombres que van tras sus pasos más de lo que él mismo realizó.  Él era la Majestad del cielo, el Rey de gloria, pero por nosotros se hizo pobre, para que nosotros por su pobreza nos enriqueciéramos.  Casi sus últimas palabras fueron: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi".  En vez de estar afligidos y apenados, debéis regocijaras, dice Cristo.  Vine al mundo por vosotros.  Ya cumplí mi tiempo en la tierra.  En adelante estaré en el cielo.  Por vosotros he trabajado con interés en el mundo.  En el futuro me ocuparé tan dedicadamente como ahora en una tarea más importante por vosotros.  Vine a redimiros: voy a preparar moradas para vosotros en el reino de mi Padre (Carta 121, 1897).366
Viernes 24 de diciembre VEREMOS SU ROSTRO
Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.  (Apoc. 22: 4)
Ahora no podemos ver la gloria de Dios.  Lo veremos cara a cara únicamente si ahora lo recibimos.  Dios quiere que mantengamos los ojos fijos en él, para que perdamos de vista las cosas de este mundo.  No tenemos que perder tiempo en lograr la preparación que nos permitirá ver el rostro de Dios.  Debemos ser como Cristo aquí, y conocerlo como un Salvador actual y personal...
Sólo contemplando a Jesús, el Cordero de Dios, y siguiendo en sus pasos, podéis preparamos para encontramos con Dios.  Seguidlo, y un día andaréis por las calles áureas de la ciudad de Dios, y veréis al que se despojó de su ropaje real y de su corona regia, y, vestido con la humanidad, vino a nuestro mundo y llevó nuestros pecados, para elevarnos y revelarnos su gloria y majestad.  Lo veremos cara a cara si ahora nos dejamos modelar por él y preparar para ocupar un lugar en el reino de Dios.
Los que consagran sus vidas al servicio de Dios vivirán con el durante los siglos interminables de la eternidad  "Dios mismo estará con ellos como su Dios"  (Apoc. 21: 3)...
Entregaron a Dios su mente en este mundo; le sirvieron con su corazón e intelecto, y ahora él puede colocar su nombre en sus frentes.  "No habrá allí más noche;... porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos"  (Apoc. 22: 5).  No van a rogar por un lugar en el cielo, porque Cristo les dice: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo"  (Mat. 25: 34).  Los toma como a sus hijos y les dice: Entrad en el gozo de vuestro Señor.  En la frente de los vencedores se coloca la corona de inmortalidad.  Las toman y las arrojan a los pies de Jesús, y pulsando sus áureas arpas, llenan el cielo con hermosos cantos de alabanza al Cordero.  Entonces "verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (Youth's Instructor, 20-9-1896).  367
Sábado 25 de diciembre  MISTERIOS POR ESCLARECER
Y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas. (Efe. 3: 9)
Muchos se han esforzado por descifrar el misterio que Pablo menciona en este pasaje.  Pero es demasiado abarcante, y nuestras ideas concernientes al amor, la bondad y la compasión de Dios son extrañamente limitadas.  Debido a que nuestro conocimiento de las cosas espirituales se ha tornado tan insignificante y débil, no hemos progresado de una luz a una luz mayor.  El Señor no ha podido presentar muchas cosas preciosas a nuestro entendimiento.  En vista de las pérdidas experimentadas por nuestra mundanalidad y vulgaridad, tenemos mucho por lo cual sentirnos humildes...
Desde la promesa dada en el Edén, Dios ha revelado sus misterios mediante sus profetas... Pero muchos misterios permanecen sin esclarecer...  ¡Cuán oscuras parecen las dispensaciones de la Providencia!  Cuánta necesidad hay de una fe implícita y una confianza en el gobierno moral de Dios.
Actualmente no hemos avanzado lo suficiente en las realizaciones espirituales como para comprender los misterios de Dios. Pero cuando formemos parte de la familia del cielo, estos misterios nos serán revelados...
Entonces se nos dirá mucho acerca de cuestiones sobre las que ahora Dios guarda silencio, porque no hemos adquirido ni apreciado lo que se ha dado a conocer acerca de los misterios eternos.  Los métodos de la Providencia se aclararán; se revelarán los misterios de la gracia mediante Cristo.  Se explicará lo que la mente ahora no puede comprender, lo que resulta difícil de entender.  Veremos orden en lo que nos parecía inexplicable; sabiduría en todas las cosas ocultas; bondad y misericordia  en todas las cosas impartidas.  La verdad se revelará a la mente, libre de oscuridad, con sencillez, y su esplendor será perdurable.  El corazón cantará de gozo.  Las controversias habrán terminado para siempre, y se   resolverán  todas las dificultades  (Signs of the times, 25-3-1897).  368
Domingo 26 de diciembre EL TRIUNFO DEL AMOR DE DIOS                   
Jehová reina; regocíjese la tierra, alégrense las muchas costas.  Nubes y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el cimiento de su trono.  (Sal. 97: 1, 2)
La ley de Dios constituye el fundamento de su gobierno, y el servicio de amor el único servicio aceptable para el cielo.  Dios ha concedido libertad de acción a todos, ha dotado a los hombres de capacidad para apreciar su carácter, y por lo tanto de habilidad para amarlo y elegir su servicio.  Mientras los seres creados adoraron a Dios, estuvieron en armonía en todo el universo.  Mientras el amor a Dios reinó supremo, abundó el amor por los demás.  Como no había transgresión de la ley, que es un trasunto del carácter de Dios, ninguna nota de discordia perturbaba las armonías celestiales.
Pero todas sus obras son conocidas para Dios, y el pacto de la gracia (favor inmerecido) existía en la mente de Dios desde los siglos eternos.  Se lo llama el pacto eterno, porque el plan de salvación no fue concebido después de la caída del hombre, sino que  "se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas... se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe"  (Rom. 16: 25, 26) ...
Los misterios del pasado y el futuro están abiertos para el que gobierna los cielos, y Dios ve más allá de la calamidad, las tinieblas y la ruina que ha traído el pecado.  Aunque lo rodeen las nubes y las tinieblas, sin embargo la justicia y el juicio constituyen el fundamento de su trono...
Mediante el plan de salvación ha de cumplirse un propósito más amplio aun que la salvación del hombre y la redención del mundo.  Por medio de la revelación del carácter de Dios en Cristo, se manifestaría ante el universo la benevolencia del gobierno de Dios, se refutaría la acusación de Satanás, se manifestaría la naturaleza del pecado y se demostrarla plenamente la perpetuidad de la ley de Dios (Signs of the Times, 13-2-1893).  369
Lunes 27 de diciembre  EL CUMPLIMIENTO DEL PROPÓSITO DE DIOS
Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.  (Efe. 3: 10, 11)
Deberíamos considerar que Cristo no vino al mundo únicamente para realizar la redención del hombre; no vino solamente para que los habitantes de este pequeño mundo considerasen la ley de Dios como debía considerarse; sino que vino para demostrar a todos los mundos que la ley de Dios es inmutable y que la paga del pecado es muerte.
Este tema es mucho más amplio de lo que podemos captar a primera vista. Ojalá que todos vieran la importancia de estudiar cuidadosamente las Escrituras.  Pareciera que muchos creen que este mundo y las mansiones celestiales constituyen el universo de Dios.  No es así.  La hueste de los redimidos irá de mundo en mundo, y buena parte de su tiempo lo empleará en investigar los Misterios de la redención.  Y durante toda la eternidad, este tema ocupará continuamente su intelecto.  Los privilegios de los que vencen por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio escapan a toda comprensión.
Todos tenemos que luchar contra el enemigo caído.  Tengo intenso interés en que todos vean esta batalla a la luz de la Biblia.  Comenzad inmediatamente la lucha obteniendo victorias sobre el yo.  No deis lugar al diablo... Arrojad todo el peso de vuestra influencia del lado de Cristo.
Cuando miráis la cruz del Calvario, no podéis dudar del amor de Dios o de su deseo de salvar.  Tiene una inmensidad de mundos que le tributan honor divino, y el cielo y todo el universo hubieran estado felices si él hubiera dejado perecer este mundo; pero su amor fue tan grande que dio a su propio Hijo para que muriera a fin de que nosotros fuésemos redimidos de la muerte eterna.  Al ver el cuidado y el amor que Dios tiene por nosotros, respondamos a ellos; démosle a Jesús todas las facultades de nuestro ser, peleando varonilmente las batallas del Señor (Review and Herald, 9-3-1886).  370
Martes 28 de diciembre  EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL       
El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.   (Heb. 12: 29 úp)
La obra de Cristo en el mundo consistió en buscar y salvar lo que se había perdido.  Siempre vio ante él el resultado de su misión, aunque debió recibir primero el bautismo de sangre, aunque el peso de los pecados del mundo gravitó sobre su alma inocente, aunque la sombra de una indecible calamidad siempre se cirnió sobre él.  Sin embargo, por el gozo propuesto delante de él, soportó la cruz y despreció la vergüenza.  Soportó todo esto para salvar al hombre pecador, para elevarlo y ennoblecerlo, y darle un lugar con él en su trono (Review and Herald, 20-12-1892).
Cristo es el originador de la verdad divina.  Conocía la altura y la profundidad, la longitud, la anchura y la plenitud de la compasión del amor divino, como ningún mortal puede conocerla. Sabía qué gran bendición rehusaban los pecadores cuando rechazaban la luz divina...
Los hombres están contaminados con el pecado, y no pueden tener una concepción adecuada del atroz carácter del mal que acarician.  Por causa del pecado, la Majestad del cielo fue golpeada, herida de Dios y afligida.  Nuestro Sustituto desnudó voluntariamente su alma ante la espada de la justicia, para que nosotros no pereciéramos sino que tuviéramos vida eterna.  Cristo dijo:  "Yo pongo mi vida, para volverla a tomar.  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo"  (Juan 10: 17, 18).  Ningún hombre del mundo y ningún ángel del cielo habría podido pagar la penalidad del pecado.  Jesús era el único que podía salvar al hombre rebelde (Ibid.).
El gozo puesto delante de Jesús fue el de ver las almas redimidas por el sacrificio de su gloria, su honor, sus riquezas y su propia vida.  La salvación del hombre era su gozo.  Cuando se reúnan todos los redimidos en el reino de Dios, él verá los resultados del trabajo de su alma y quedará satisfecho (Testimonies, tomo 2, pág. 686).  371
Miércoles 29 de diciembre  RESULTADOS DEL TRABAJO DE CRISTO
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.  (Isa. 53: 11)
¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en su vida de pruebas y sacrificios?  Vio los resultados del trabajo de su alma y fue saciado.  Mirando hacia la eternidad, contempló la felicidad de los que por su humillación obtuvieron el perdón y la vida eterna.  Su oído captó la aclamación de los redimidos.  Oyó a los salvos cantar el himno de Moisés y del Cordero (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 431).
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"  (Juan 3: 16).  En cada momento de la vida de Cristo en nuestro mundo,  Dios estaba repitiendo su don. Cristo, el inmaculado, realiza un sacrificio infinito por los pecadores, a fin de salvarlos. Fue varón de dolores, experimentado en quebrantos, y los que vino a salvar lo tuvieron por azotado, herido de Dios y abatido. Se puso en su mano la copa del sufrimiento, como si él fuera culpable, y la apuró hasta la última gota.  Llevó el pecado del mundo hasta sus últimas amargas consecuencias... Nada puede medir ni computar la magnitud del amor manifestado en la cruz del Calvario...
En cada aflicción soportada por el hijo vemos reflejada la angustia del Padre.  El Padre mismo obró con la grandeza de su amor todopoderoso en bien de un mundo que perecía en el pecado.  Mediante el sacrificio realizado, se puso ante cada hijo e hija de Adán el don de la vida eterna (Carta 100, 1911).
Los redimidos de Cristo son sus joyas, su tesoro precioso y peculiar.  Serán  "como piedras de diadema" (Zac. 9: 16) y "la riqueza de su gloria de su herencia en los santos"  (Efe. 1: 18).  En ellos "verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho" (Review and Herald, 22-10-1908).  372
Jueves 30 de diciembre LA ETERNIDAD ANTE NOSOTROS
Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion.  (Sal. 84: 7)
Todo el cielo ha estado contemplando con intenso interés a los que pretenden ser el pueblo que guarda los mandamientos de Dios.  Este es el pueblo que debería ser capaz de reclamar para sí las abundantes promesas de Dios; que debería ir de gloria en gloria y de poder en poder; que debería estar en una posición que le permitiera reflejar la gloria de Dios en las obras que realiza...
Hemos recibido abundantes bendiciones de Dios, pero no debemos detenernos aquí.  Debemos captar cada vez más los rayos de la luz divina del cielo.  Debemos colocarnos donde podamos recibir la luz y reflejarla, en su gloria, sobre el camino de otros...
Necesitamos beber cada vez más de la fuente de vida ... Debéis dar este testimonio viviente: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mi alma".  El Señor está listo para impartir bendiciones aún mayores.  Permitió que toda su bondad pasara delante de Moisés: proclamó su carácter delante de él como un Dios lleno de misericordia, paciente y bondadoso, que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado.  Moisés debía representar este carácter delante del pueblo de Israel, y nosotros debemos hacer lo mismo.  Debemos ir a proclamar la bondad de Dios y a mostrar claramente cuál es su verdadero carácter.  Debemos reflejar su gloria... Manifestemos el carácter de Dios ante los demás como lo hizo Moisés ante Israel, tanto en el espíritu como en la vida.  Debemos recibir la luz de su rostro, lleno de compasión y amor, y reflejarla a las almas que perecen.
Os invito a manteneros en contacto con Dios, a seguir bebiendo de la fuente de agua viva.  Podéis ser como árboles plantados junto a ríos de aguas, cuyas hojas no se marchitan.  Podéis estar llenos de rocío para refrescar a otros y darles gracia y consuelo.  Amo a Jesús ahora y quiero conocerlo cada vez más.  Sólo he comenzado a conocerlo aquí, pero nos espera una eternidad en la que se nos revelará su gloria, y conoceremos cada vez mejor a nuestro divino Señor (Review and Herald, 26-2-1889).  373
Viernes 31 de diciembre ¡POR FIN EN EL HOGAR!
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo.  (Juan 17: 24, pp)
El amor de Dios es inconmensurable e incomparable.  Es infinito... Cuando contemplamos la dignidad y la gloria de Cristo, vemos cuán grande fue ese amor que motivó el sacrificio hecho en la cruz del Calvario para la redención del mundo perdido...
¡El misterio de la piedad: Dios manifestado en la carne!  Este misterio se ahonda a medida que procuramos comprenderlo.  Es incomprensible, y sin embargo los seres humanos permiten que cosas mundanas interfieran con las débiles vislumbres que los mortales pueden tener de Jesús y de su amor incomparable.... ¿Cómo podemos sentir entusiasmo por las cosas terrenas comunes, y no quedar conmovidos por el cuadro de la cruz del Calvario, el amor que se manifestó en la muerte del amado Hijo de Dios, para que las almas que perecen no sigan aherrojadas por el pecado, la maldición de la ley?
Toda esta humillación y angustia las soportó para atraer a los errabundos, culpables y desagradecidos de vuelta a la casa del Padre. ¡El hogar de los salvados! ¡No podemos perderlo!  Si me salvo en el reino de Dios, discerniré constantemente nuevas profundidades en el plan de salvación.  Todos los santos redimidos verán y apreciarán como nunca antes el amor del Padre y del Hijo, y las lenguas inmortales expresarán cantos de alabanza.  Él nos ama, y dio su vida por nosotros.  Cantaremos a las riquezas del amor redentor con nuestros cuerpos glorificados, con nuestras facultades acrecentadas, con nuestros corazones puros y con nuestros labios incontaminados.  En el cielo no habrá dolientes; no habrá escépticos que convencer de la realidad de las cosas eternas; no habrá prejuicios para desarraigar; sino que todo será susceptible a ese amor que sobrepasa todo conocimiento.  Hay un reposo para el pueblo de Dios, gracias a Dios, donde Jesús conducirá a los redimidos a los verdes prados, junto a las aguas vivas que alegran la ciudad de Dios (Carta 27, 1890)...
 




  

 
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