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  AFC:Abril
 

 

 
Libros de Elena G de White

A fin de Conocerle


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Abril:



…Jueves 1º de abril MANANTIAL DE TODA LUZ
Otra vez Jesús les habló diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.  (Juan 8: 12)
Jesús de Nazaret declaró de sí mismo que era la Luz del mundo. ¿Qué pensáis de él? ¿Qué posición ocupa entre los maestros religiosos del mundo?  Centenares, sí, millares de hombres son reconocidos como grandes pensadores, hombres que especularon, que publicaron sus teorías y encantaron a muchos con sus resultados intelectuales y morales.  Estos así llamados grandes hombres que han dejado al mundo los productos de su intelecto han sido catalogados como los hombres más sabios que el mundo haya conocido.  Pero no se pueden comparar con Cristo.  Había una revelación antes de qué surgieran las creaciones del hombre.  Su conocimiento finito no es sino el resultado de contemplar las cosas admirables que han estado brillando en nuestro mundo, contenidas en las enseñanzas de Cristo, el más grande de todos los maestros.  Siempre que el hombre ha podido elucubrar grandes ideas, han venido mediante Cristo.  Cada preciosa gema de pensamiento, cada destello intelectual, es una revelación de la Luz del mundo...
Así como el sol se compara con las lumbreras menores del cielo, así Cristo, la Fuente de toda luz, se comparó con los maestros de sus días...
Medidos por las mentes finitas, los hombres son llamados instruidos y grandes; pero con toda su decantada sabiduría, su ciencia y conocimiento, no pueden conocer a Dios y a Jesús a quien él ha enviado... Ningún hombre que jamás haya vivido, o que vivirá alguna vez, puede pretender ser el guía infalible, el supremo revelador de la verdad.  Los hombres pueden procurar alcanzar la más alta norma de sabiduría, pero hay Uno, "un Maestro enviado de Dios", que es más alto que ellos.  Ningún maestro humano lo puede igualar (Youth's Instructor, 16-9-1897). 100
Viernes 2 de abril LAS BENDICIONES UNIVERSALES DE CRISTO
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.  (Juan 1: 9)
La gracia de Cristo no se limita a unos pocos.  El mensaje de misericordia y perdón traído del cielo por Cristo había de ser oído por todos.  Nuestro Salvador dice: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8: 12).  Sus bendiciones son universales y llegan a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.  Cristo vino para derribar toda muralla de separación...
Mediante diversos conductos los mensajeros celestiales están en activa comunicación con las diversas partes del mundo; y cuando el hombre clama al Señor de verdad y con fervor, Dios se muestra como quien se inclina desde su trono en las alturas.  Escucha todo clamor y responde: "Heme aquí".  Levanta al afligido y oprimido.  Confiere sus bendiciones sobre buenos y malos.
En cada precepto que enseñó Cristo, estaba exponiendo su propia vida.  La santa ley de Dios fue magnificada en este representante viviente.  Era el Revelador de la mente infinita.  No presentó sentimientos u opiniones vacilantes, sino verdaderas puras y santas (Youth's Instructor, 29-7- 1897).
Conocer a Dios es el conocimiento más admirable que pueda alcanzar el hombre.  Hay mucha sabiduría en los mundanos; pero con toda sabiduría, no contemplan la belleza y majestad, la justicia y sabiduría, la bondad y santidad del Creador de todos los mundos. 
El Señor camina entre los hombres mediante sus providencias, pero sus pasos majestuosos no se oyen, su presencia no se discierne, su mano no se reconoce.  La obra de los discípulos de Cristo es brillar como luces, manifestando al mundo el carácter de Dios.  Han de captar los crecientes rayos de luz de la Palabra de Dios y reflejarlos a los hombres entenebrecidos en la oscuridad de la incomprensión de Dios.  Los siervos de Cristo deben representar debidamente el carácter de Dios y de Cristo a los hombres (Review and Herald, 5-3-1889). 101
Sábado 3 de abril IGUALDAD DE LOS CREYENTES EN CRISTO
Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.  Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gál. 3: 26-28)
El secreto de la unidad se halla en la igualdad de los creyentes en Cristo.  La razón de toda división, discordia y diferencia se encuentra en la separación de Cristo... Dios no hace acepción de personas.
Jesús conocía la vanidad de la pompa humana y no prestó atención a su despliegue.  En su dignidad de alma, su elevación de carácter, su nobleza de principio, estuvo muy por encima de las vanas modas del mundo...
Los mejores círculos de la sociedad humana lo hubieran cortejado, si hubiera consentido en aceptar sus favores, pero no deseó el aplauso de los hombres... La riqueza, la posición, el rango mundanal en todas sus variedades y distinciones de la grandeza humana, no significaban sino otros tantos grados de pequeñez para Aquel que había dejado el honor la gloria del cielo, y que no poseía esplendor terrenal, no se complacía en el lujo, y no exhibía adornos, sino humildad.
Los humildes, los que estaban oprimidos por la pobreza y los cuidados, abrumados de trabajo penoso, no podían encontrar en la vida y ejemplo de Cristo lo que los indujera a pensar que Jesús no estaba familiarizado con sus pruebas, que no conocía la presión de sus circunstancias y qué no podía simpatizar con ellos en su necesidad y dolor.  La modestia de su humilde vida diaria estaba en armonía con su humilde nacimiento y sus circunstancias.  El Hijo del Dios infinito, el Señor de la vida y de la gloria, descendió humildemente hasta la vida del más humilde para que nadie se sintiera excluido de su presencia.  Se colocó al alcance de todos.  No eligió a unos pocos favoritos para asociarse con ellos e ignorar a todos los otros (Review and Herald, 22-12-1891). 102
Domingo 4 de abril UNIDOS EN UNA HERMANDAD COMÚN
Sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.  (Hech. 10: 35)
Jesús enseñó que la religión de la Biblia no consiste en una exclusividad egoísta, en el contentamiento personal, sino en practicar obras de amor, en proporcionar el mayor bien posible a otros, en la genuina bondad... Su vida estuvo exenta de todo orgullo y ostentación... Aunque era el Creador de todos los mundos, sin embargo testificó de sí mismo mientras estuvo en la tierra que "las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del nombre no tiene donde recostar la cabeza"  (Mat. 8: 20) ...
Jesús era la Majestad del cielo, el Rey de la gloria, y sin embargo en su vida humana fue paciente, bondadoso, cortés, benévolo, lleno de amor por los niñitos y pleno de piedad y compasión por los tentados, los probados, los oprimidos...
Vino a la tierra a cumplir una misión muy bondadosa, y sin embargo no tuvo hogar y con frecuencia sufrió hambre y sed.  Los de su nación lo persiguieron con astucia y artimañas, con celos y odio...
Murió la muerte más vergonzosa y efectuó un sacrificio pleno y completo, a fin de que pereciera uno, pero todos pudieran arrepentirse. Hizo expiación por cada alma arrepentida y creyente, a fin de que todos pudieran encontrar en él quien llevara los pecados.  Si los que creen en él tan sólo practicaran sus palabras, que son espíritu y son vida; si siguieran su ejemplo y se convirtieran en preciosa luz para el mundo, harían para el mundo lo que no puede lograr ninguna filosofía humana.  Las lecciones de Cristo establecen un fundamento para una religión en la que no hay castas: donde judíos y gentiles, libres y siervos están unidos en una hermandad común, iguales delante de Dios porque son todos ramas de la Vid viviente.  Creen en Cristo como su salvador personal (Youth's Instructor, 16-8-1894). 103
Lunes 5 de abril UN PLAN PARA TODOS LOS TIEMPOS
Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.  (Hech. 15: 11)
La verdad de Dios es la misma en todos los siglos, aunque presentada en forma diferente, de acuerdo con las necesidades de su pueblo en los diversos períodos.  En la dispensación del Antiguo Testamento, toda obra importante estaba íntimamente relacionada con el santuario.  El gran YO SOY moraba en el lugar santísimo... Allí, sobre el propiciatorio, velado por la sombra de las alas de los querubines, moraba la shekinah de su gloria, la muestra perpetua de su presencia; mientras que el pectoral del sumo sacerdote, engarzado con piedras preciosas, desde el recinto sagrado del santuario hacia conocer el solemne mensaje de Jehová al pueblo...
Los sacrificios simbólicos y las ofrendas de esa dispensación representaban a Cristo, que había de convertirse en la perfecta ofrenda para el pecador.  Además de esos símbolos místicos y sombras simbólicas que señalaban al Salvador venidero, había un Salvador presente para los israelitas.  El era quien revestido de una columna de nube de día y una columna de fuego por la noche, los guió en sus viajes; y él fue el que dirigió palabras a Moisés que debían ser repetidas al pueblo... El que era igual con el Padre en la creación del hombre, fue el Comandante y el Dador de la ley, y guió a su pueblo de la antigüedad (Review and Herald, 2-3-1886).
Muchos consideran a los días de Israel como un tiempo de oscuridad, cuando los hombres estaban sin Cristo, sin arrepentimiento y sin fe. Muchos sostienen la doctrina errónea de que la religión de los hijos de Israel consistía en formas y ceremonias en las cuales no tenía parte la fe en Cristo.  Pero los de esa era se salvaban por Cristo tan ciertamente como son salvados los de hoy por él... Los sacrificios y símbolos eran una sombra de Cristo y habían de durar hasta que viniera la realidad (Youth's Instructor, 18-7-1901). 104
Martes 6 de abril A DIOS POR INTERMEDIO DE CRISTO
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. (2 Cor. 5: 19).
A través de todas las páginas de la historia sagrada, donde está registrada la relación de Dios con su pueblo escogido, hay huellas vivas del gran  YO SOY... En todas estas revelaciones de la presencia divina, la gloria de Dios se manifestó por medio de Cristo.  No sólo cuando vino el Salvador, sino a través de todos los siglos después de la caída del hombre y de la promesa de la redención, "Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo a sí" (2 Cor. 5: 19).  Cristo era el fundamento y el centro del sistema de sacrificios, tanto en la era patriarcal como en la judía.  Desde que pecaron nuestros primeros padres, no ha habido comunicación directa entre Dios y el hombre.  El Padre puso el mundo en manos de Cristo para que por su obra mediadora redimiera al hombre y vindicara la autoridad y santidad de la ley divina.  Toda comunicación entre el cielo y la raza caída se ha hecho por medio de Cristo.  Fue el Hijo de Dios quien dio a nuestros primeros padres la promesa de la redención.  Fue él quien se reveló a los patriarcas.  Adán, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob y Moisés comprendieron el Evangelio.  Buscaron la salvación por medio del Sustituto y Garante del ser humano...
El solemne servicio del santuario representaba las grandes verdades que habían de ser reveladas a través de las siguientes generaciones.  La nube de incienso que ascendía con las oraciones de Israel representaba su justicia, que es lo único que puede hacer aceptable ante Dios la oración del pecador; la víctima sangrante en el altar del sacrificio daba testimonio del Redentor que habla de venir; y el lugar santísimo irradiaba la señal visible de la presencia divina.  Así, a través de siglos y siglos de tinieblas y apostasía la fe se mantuvo viva en los corazones humanos (Patriarcas y Profetas. págs. 381-383). 105
Miércoles 7 de abril UNA FAMILIA EN CRISTO
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda la familia en los cielos y en la tierra.  (Efe. 3: 14, 15)
Por fe en Cristo nos convertimos en miembros de la familia real, herederos de Dios y coherederos con Cristo.  En Cristo somos uno.  Al llegar a la vista del Calvario, y al ver al Sufriente Real, que en la naturaleza humana llevó la maldición de la ley en lugar del hombre, son raídas todas las distinciones nacionales, todas las diferencias sectarias; se pierden todo honor de rango, todo orgullo de casta.  La luz que brilla desde el trono de Dios sobre la cruz del Calvario da fin para siempre a las separaciones hechas por los hombres entre clase y raza.  Los hombres de todas las clases se convierten en miembros de una familia, hijos del Rey celestial, no mediante un poder terrenal, sino por medio del amor de Dios que dio a Jesús una vida de pobreza, aflicción y humillación, permitió que muriera en la vergüenza y la agonía, para que pudiera traer muchos hijos e hijas a la gloria.
No es la posición, no es la sabiduría finita, no son las cualidades, no son los dones de una persona los que la hacen sobresalir en la estima de Dios.  El intelecto, la razón, los talentos de los hombres son los dones de Dios que han de ser empleados para su gloria, para la estructuración de su reino eterno.  El carácter moral y espiritual es lo que vale a la vista del cielo, y lo que sobrevivirá a la tumba y será hecho glorioso con inmortalidad por las edades sin fin de la eternidad...  
Todos los que sean hallados dignos de ser contados como miembros de la familia de Dios en el cielo, se reconocerán mutuamente como hijos e hijas de Dios... Saben que deben lavar sus mantos de carácter en la sangre de Cristo para ser aceptados por el Padre en su nombre, si han de estar en la brillante asamblea de los santos, revestidos con los mismos mantos blancos de justicia (Review and Herald, 22-12-1891). 106
Jueves 8 de abril LA ESENCIA Y LA SUSTANCIA
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios Verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Juan 17: 3)
La esencia y la sustancia de todo el tema de la gracia y la experiencia cristiana consisten en creer en Cristo, en conocer a Dios y a su Hijo a quien él ha enviado.  Pero aquí es donde muchos fracasan porque les falta fe en Dios.  En vez de desear entrar en compañerismo con Cristo en su abnegación y humillación, siempre procuran la supremacía del yo... Si tan sólo apreciáramos el amor de Dios, cómo se expandirían nuestros corazones, cómo se agrandarían nuestras simpatías limitadas y se quebrantarían las barreras de hielo del egoísmo y nuestra comprensión sería más profunda de lo que es ahora; porque veríamos por debajo de la superficie.
Porque no conocemos a Dios, porque no tenemos fe en Cristo, porque no estamos profundamente impresionados con la humillación que él sufrió en nuestro lugar, es por lo que su abatimiento no nos induce a la humillación del yo, a la exaltación de Jesús... ¡Oh, si amarais a Cristo como él os ha amado, no rehuiríais vivir los capítulos oscuros del sufrimiento del Hijo de Dios!
A fin de participar con Cristo en sus sufrimientos, debemos contemplar al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.  Cuando contemplamos la humillación de Cristo, contemplando su abnegación y sacrificio propio, nos llenamos de admiración ante la manifestación del amor divino para el hombre culpable.  Cuando, por causa de Cristo, se nos llama a pasar por pruebas que son humillantes, si tenemos la mente de Cristo, las sufriremos con mansedumbre, sin resentirnos por las injurias ni resistiendo el mal.  Manifestaremos el espíritu que mora en Cristo... Hemos de comprender que el sacrificio, los trabajos y los sufrimientos de Cristo existieron para que podamos cooperar con él para que se efectúe el gran plan de la redención (Review and Herald, 24-5-1892). 107
Viernes 9 de abril AGUA PARA EL SEDIENTO
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  (Juan 7: 37)
Una vez al año, durante la fiesta de las cabañas, recordaban los hijos de Israel cuando sus padres moraron en tiendas en el desierto, mientras viajaban de Egipto a la tierra de Canaán.  Los servicios del último día de la fiesta eran de una solemnidad peculiar; pero el mayor interés se centralizaba en la ceremonia que conmemoraba cuando surgió agua de la roca.  Había gran regocijo cuando en un vaso de oro, las aguas de Siloé eran traídas al templo por los sacerdotes, y después de haber sido mezcladas con vino eran rociadas sobre el sacrificio en el altar... En esa ocasión, por encima de toda la confusión de la multitud y los sonidos de regocijo, se oyó una voz: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba".  Quedó en suspenso la atención de todos.  Externamente todo era gozo; pero los ojos de Jesús, contemplando el trono con la más tierna compasión, vieron el alma reseca y sedienta por el agua de vida...
La benévola invitación: "Venga a mí y beba", llega hasta nuestro tiempo a través de todos los siglos.  Y podemos estar en una posición similar a la de los judíos de los días de Jesús; regocijándonos porque se nos ha abierto la fuente de la verdad, al paso que no se nos permite refrescar nuestras almas sedientas con sus aguas vivas. Debemos beber...
Así como los hijos de Israel celebraban la liberación que Dios efectuó para sus padres, y la forma milagrosa en que los preservó durante su viaje de Egipto a la tierra prometida, así el pueblo de Dios debiera en la actualidad recordar con gratitud las diversas formas en que él los ha sacado del mundo, de las tinieblas del error, a la preciosa luz de la verdad... Con gratitud, debiéramos considerar las sendas antiguas y refrigerar nuestra alma con el recuerdo de la bondad amante de nuestro generoso Benefactor" (Review and Herald, 17-11-1885). 108
Sábado 10 de abril PAN PARA EL HAMBRIENTO
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.   (Juan 6: 35)
Muchos sufren de hambre y no tienen fuerza porque, en vez de comer del Pan que descendió del cielo, llenan su mente con cosas de menor importancia.  Pero si el pecador participa del Pan de vida, se convertirá en un alma viviente regenerada y restaurada.  El Pan que descendió del cielo infundirá nueva vida a sus debilitadas energías.  El Espíritu Santo tomará de las cosas de Dios y se las mostrará; y si las recibe, su carácter se limpiará de todo egoísmo, y se refinará y purificará para el cielo.
Cristo dice a los descuidados, indiferentes, a los que están al borde del precipicio de la ruina: Abrid la puerta de vuestro corazón; dadme entrada, y os haré hijos de Dios.  Transformaré vuestra débil y pecaminosa naturaleza a la imagen divina, dándole belleza y perfección...
No sólo Cristo nos da el Pan de vida, sino que el Agua de vida que nos da es como un manantial de agua que surge para vida eterna.  Es vivificante y su eficacia es purificadora, pues procede del trono de Dios.
Los que permitan que Dios obre en ellos, crecerán hasta la estatura plena de hombres y mujeres en Cristo Jesús. Cada facultad de su mente y cuerpo se usará en el servicio de Dios... El tiene maravillosas bendiciones que dar a los que lo reciban.  Es poderoso en fortaleza y admirable en consejo.  Por la ministración del Espíritu Santo, habla para imprimir su imagen en nuestro carácter. 
Si nos alimentamos de él, nos convertiremos en nuevas criaturas en Cristo Jesús.  Las virtudes de un verdadero carácter cristiano, las excelencias que se revelan en el carácter de Cristo se verán en la vida nacida del Espíritu.  El hombre, con su naturaleza humana, se volverá participante de la Divinidad.  El poder de Cristo santificará cada parte del ser, difundiendo vida, actividad y salud a todo el ser y produciendo eficiencia espiritual (Youth's Instructor  11-11-1897). 109
Domingo 11 de abril PARTICIPANTES CON CRISTO
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.  (Juan 6: 51).
El pan no nos puede beneficiar a menos que lo comamos, a menos que se convierta en parte de nuestro ser.  Un conocimiento de Cristo no servirá de nada a menos que lleguemos a ser como él en carácter, a la misma semejanza y representando su espíritu al mundo.  Cristo no tiene valor para nosotros a menos que sea formado dentro de nosotros: la esperanza de gloria.  Si no lo conocemos como a nuestro Salvador personal, no nos hará bien un conocimiento teórico.  El agua no apagará nuestra sed, a menos que la bebamos.  El pan no satisfará nuestra hambre, a menos que lo comamos.  Si nos alimentamos espiritualmente de Cristo, somos participantes de su naturaleza, estamos comiendo de su carne y bebiendo de su sangre.
Cuando Cristo pronunció estas palabras, muchos de sus discípulos quedaron en duda en cuanto a su significado, y él explicó sus palabras diciendo: "El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Juan 6: 63).
Si consideráis a Cristo como a un tesoro valioso, si encontráis en él vuestra mayor satisfacción, si es valorado y apreciado por encima de todo lo demás, si consideráis todo pérdida para poder ganarlo, estáis comiendo su carne y bebiendo su sangre y estáis conformándoos a su imagen.  Los que tienen hambre y sed de justicia serán hartos.  La invitación es: "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed.  Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?  Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura..." (Isa. 55: 1-3) (Youth's Instructor, 12-3-1896). 110
Lunes 12 de abril  UN CAMBIO DE VESTIMENTA
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.  (Isa. 61: 10)
"Me mostró el sumo sacerdote Josué" -un representante del pueblo que guarda los mandamientos de Dios- "el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle" (Zac. 3:1).
Cristo es nuestro Sumo Sacerdote.  Satanás está delante de él día y noche como acusador de los hermanos.  Con su hábil poder presenta cada rasgo objetable de carácter como razón suficiente para que se le retire el poder protector de Cristo, permitiendo así que Satanás desanime y destruya a aquellos a quienes ha hecho pecar.  Pero Cristo ha hecho expiación por cada pecador. ¿Podemos oír por fe a nuestro Abogado que dice: "Jehová te reprenda, oh Satanás... ¿no es éste un tizón arrebatado del incendio?" (vers. 2).
"Y Josué estaba vestido de vestiduras viles" (vers. 3).  Así aparecen ante el enemigo aquellos a quienes ha apartado de Dios mediante sus magistrales facultades de engaño.  A los que han sido vencidos por sus tentaciones el enemigo los viste con vestimentas de pecado y vergüenza, y entonces declara que no es justo que Cristo sea su Luz, su Defensor... Pobres, arrepentidos mortales, oíd las palabras de Jesús:... Borraré tus transgresiones. Cubriré tus pecados...
Las vestimentas viles son quitadas, pues Cristo dice: "He quitado de ti tu pecado" (vers. 4).  La iniquidad es transferida al inocente, al puro, al santo Hijo de Dios; y el hombre inmerecedor está delante del Señor limpio de toda injusticia y vestido con la justicia imputada de Cristo. ¡Oh, qué cambio de vestimentas es ése! (Manuscrito 125, 1901).
Quita todo pecado y nos pone su manto de justicia tejido en el telar del cielo... Somos adoptados en la familia celestial y heredaremos las mansiones preparadas para los que son obedientes (Manuscrito 17, 1893). 111
Martes 13 de abril CRISTO, NUESTRA PAZ Y JUSTICIA
A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.  (Hech. 5: 31).
Aquel que tiene el manto inmaculado de justicia, tejido en el telar del cielo, en el cual no hay una hebra que pueda reclamar la humanidad pecaminosa, está a la diestra de Dios para revestir a sus hijos creyentes con el perfecto manto de su justicia.  Los que estén salvados en el reino de Dios, no tendrán en sí mismos nada de qué jactarse; la alabanza y la gloria se dirigirán a Dios, el Dador de la salvación...
La obra del pecador no es hacer paz con Dios sino aceptar a Cristo como a su paz y justicia.  Así el hombre se convierte en uno con Cristo y con Dios.  No hay otra forma en la cual el corazón pueda ser santificado, a no ser por la fe en Cristo.  Sin embargo, algunos piensan que el arrepentimiento es una especie de preparación que los hombres deben originar por si mismos a fin de que Cristo sea mediador en favor de ellos.  Es cierto que debe haber arrepentimiento antes de que haya perdón; pero el pecador debe ir a Cristo antes de que pueda haber arrepentimiento.  La virtud de Cristo es la que fortalece y da luz al alma, de modo que el arrepentimiento pueda ser pío y aceptable... El arrepentimiento es tan ciertamente un don de Jesucristo como lo es el perdón de los pecados.  No se puede experimentar el arrepentimiento sin Cristo; pues el arrepentimiento del cual él es el Autor es la base sobre la cual podemos pedir nuestro perdón.  Mediante la obra del Espíritu Santo, los hombres son inducidos al arrepentimiento.  De Cristo proviene la gracia de la contrición, tanto como el don del perdón, y el arrepentimiento así como el perdón de los pecados se consiguen sólo mediante la sangre expiatoria de Cristo.  Aquellos a quienes Dios perdona, primero hace que se arrepientan (Youth's Instructor, 6-12-1894). 112
Miércoles 14 de abril JUSTIFICADOS POR LA FE
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.  (Rom. 5: 1, 2)
Cuando Dios perdona al pecador, le remite el castigo que merece, y lo trata como si nunca hubiera pecado, lo recibe en el favor divino y lo justifica por los méritos de la justicia de Cristo.  El pecador sólo puede ser justificado por la fe en la expiación efectuada por el amado Hijo de Dios que se convirtió en sacrificio por los pecados del mundo culpable.   Nadie puede ser justificado por ninguna una obra propia.  Sólo por virtud de los sufrimientos, muerte, resurrección de Cristo puede ser liberado de la culpabilidad del pecado, de la condenación de la ley, del castigo de la transgresión.  La fe es la única condición por la cual se puede obtener la justificación, y la fe incluye no sólo la creencia sino la confianza...
El pecador está representado con una oveja perdida, y una oveja perdida nunca vuelve al redil a menos que sea buscada y llevada de vuelta por el pastor.  Nadie puede arrepentirse por sí mismo y hacerse digno de la bendición de la justificación.  El Señor Jesús constantemente busca impresionar la mente del pecador y atraerlo a la contemplación de él, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.  No podemos dar un paso hacia la vida espiritual a menos que Jesús atraiga y fortalezca al alma, y nos guíe a la experiencia del arrepentimiento del cual nadie necesita arrepentirse...
La fe que es para salvación no es una fe casual, no es un mero consentimiento del intelecto, es una creencia arraigada en el corazón, que toma a Cristo como a un Salvador personal... Cuando el alma se aferra de Cristo como de la única esperanza de salvación, se manifiesta la fe genuina.  Esta fe guía a su poseedor a colocar todos los afectos del alma en Cristo (Selected Messages, tomo 1, págs. 389-392). 113
Jueves 15 de abril NUESTRO PERFECTO MODELO
El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?  Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.  (Mat. 16: 15, 16)
Para los ojos humanos, Cristo era tan sólo un hombre, y sin embargo, un hombre perfecto.  En su humanidad, era la personificación del carácter divino.  Dios hizo carne sus atributos en su Hijo: su poder, su sabiduría, su bondad, su pureza, su fidelidad, su espiritualidad, su benevolencia. En él, aunque humano, moraba toda la perfección del carácter, toda la excelencia divina.  Y al pedido de su discípulo, "muéstranos al Padre, y nos basta" pudo contestar: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?  El que me ha visto a mi, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" "Yo y el Padre uno somos" (Juan 14: 8, 9; 10: 30) ...
La gran acusación de los fariseos contra Jesús era: "Tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10: 33); y por esa razón procuraban apedrearle, Cristo no buscó excusas para esa supuesta pretensión de su parte.  No dijo a sus acusadores: "Me entendéis mal; no soy Dios".  Estaba manifestando a Dios en la humanidad.  Sin embargo, él era el más humilde de todos los profetas; y ejemplificó en su vida la verdad de que mientras más perfecto sea el carácter de los seres humanos, más simples y humildes serán...
Los siglos que han pasado desde que Cristo estuvo entre los hombres no han disminuido la confianza de nuestro testimonio de que Cristo es todo lo que decía ser.  Hoy se puede repetir la pregunta, "¿qué pensáis del Cristo?" (Mat. 22: 42), y sin un momento de vacilación se puede dar la respuesta: "Es la Luz del mundo, el más grande pensador religioso y maestro que el mundo jamás haya conocido".  Todos los que oyen su voz hoy día, todos los que estudian los principios presentados en sus enseñanzas, deben decir en verdad como lo hicieron los judíos de sus días: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" "¿No será éste el Cristo?" (Juan 7:46; 4: 29) (Youth's Instructor. 16-9-1897). 114
Viernes 16 de abril UN SALVADOR COMPLETAMENTE SUFICIENTE
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.  (Isa. 45: 22).
Muchos se esfuerzan afanosamente caminando en la angosta senda de la santidad.  Para muchos la paz y el descanso de esta bienaventurada senda no les parecen más cerca hoy que en los años pasados.  Miran allá a la distancia, lo que está cerca; convierten en complicado lo que es muy sencillo.  El es "el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14: 6).  El plan de la salvación ha sido claramente revelado en la Palabra de Dios; pero la sabiduría del mundo ha sido demasiado buscada y demasiado poco la sabiduría de la justicia de Cristo.  Y algunas almas que podrían haber descansado en el amor de Jesús, han quedado dudando de muchas cosas y turbadas por ellas...
Estamos heridos y contaminados por el pecado; ¿qué haremos para ser curados de su lepra?... En el desierto, cuando el Señor permitió que las serpientes venenosas hirieran a los rebeldes israelitas, se ordenó a Moisés que erigiera una serpiente de bronce, y se dispuso que todos los heridos la miraran y vivieran.  Pero muchos no buscaron la ayuda del remedio establecido por el cielo...
Si comprendéis cuáles son vuestras necesidades, no dediquéis todas vuestras facultades a pensar en ellas y a lamentarlas, sino mirad y vivid.  Jesús es nuestro único Salvador; y , sin embargo, millones que necesitan ser curados, rechazan la misericordia que les ofrece .  . Satanás os sugiere que sois desvalidos y no podéis bendeciros a vosotros mismos.  Es verdad; sois desvalidos.  Pero levantad a Jesús delante de él: "Tengo un Salvador. En él confío, y nunca permitirá que quede confundido.  En su nombre triunfo.  Es mi justicia y mi corona de regocijo" ...
Quizá os parezca que sois pecadores perdidos; pero precisamente por eso necesitáis un Salvador.  Si tenéis pecados que confesar, no perdáis tiempo.  Estos momentos son de oro... ¡Precioso Salvador!  Sus brazos están abiertos para recibimos y su gran corazón de amor espera para bendeciros (Review and Herald, 1-7-1884). 115
Sábado 17 de abril LA PROFESIÓN NO ES SUFICIENTE
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.  (Mat. 7: 21)
Una profesión de religión no tiene valor a menos que las buenas obras testifiquen de su sinceridad y realidad...  Los que hacen mucho alarde y no llevan los frutos de la piedad, ponen de manifiesto que no habitan en la Vid verdadera, pues "por sus frutos los conoceréis". Son ramas muertas...
Para muchos la conversión ha llegado a ser un asunto de perplejidad debido a las confusas doctrinas que se enseñan en cuanto a lo que es religión.  Venir a Cristo significa algo más que pertenecer a la iglesia.  Hay muchos cuyos nombres están inscriptos en las hojas del registro de la iglesia, pero cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero.  Venir a Cristo no requiere un gran esfuerzo y agonía mentales.  Es sencillamente aceptar los términos de la salvación que Dios presenta con caridad en su Palabra (Review and Herald, 14-2-1888).
Dios desea el servicio voluntario de nuestro corazón.  Nos ha dotado con la facultad de razonar, con talentos que nos capacitan y con medios e influencia que han de ejercerse para el bien de la humanidad para que podamos manifestar el espíritu de Cristo al mundo.  A nuestro alcance se colocan preciosas oportunidades y privilegios, y si los descuidamos, robamos a otros, defraudamos a nuestra propia alma y deshonramos al Maestro.  No desearemos afrontar esas oportunidades desatendidas y esos privilegios descuidados en el día del juicio.  Nuestros intereses eternos futuros dependen de nuestra diligencia presente en la realización del deber, en mejorar los talentos que Dios nos ha dado para la salvación de las almas...
La verdadera religión lleva a cabo los principios de la ley de Dios: amor a Dios y al prójimo.  Los que serán aceptados en el cielo, habrán entregado sus talentos a los cambistas para la gloria de Dios y para el bien de la humanidad.  Se habrán convertido en colaboradores con Dios (Ibid.). 116
Domingo 18 de abril LA JUSTICIA QUE DIOS REQUIERE
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.   (Mat. 5: 20)
La justicia de los escribas y fariseos era egoísta,  y consistía en formas externas.  La justicia que Dios requiere es tanto interna como externa.  Debe purificarse el corazón, de lo contrario Cristo no podrá ser entronizado allí.  La vida debe conformarse con la voluntad de Dios (Carta 102, 1901).
Las formas externas no pueden ocupar el lugar de la piedad interior.  Los maestros judíos se exaltaban a sí mismos como justos; llamaban malditos a todos los que eran diferentes a ellos, y les cerraban las puertas del reino de los cielos, declarando que no eran justos los que no habían aprendido en sus escuelas.  Pero con todas sus críticas y exigencias, con todas sus formas y ceremonias, eran una ofensa para Dios.  Rebajaban y despreciaban precisamente a los que eran preciosos a la vista del Señor...
Los inventos humanos, los planes humanos y los consejos humanos no tendrán poder.  Sólo en Cristo Jesús podrá resistir la iglesia que esté cerca del período de la venida de Cristo.  Su Redentor requiere de ella que avance en piedad, que tenga un celo que aumente, que entienda mejor, a medida que se acerque al fin, que su "elevada vocación" es "de Dios, en Cristo Jesús".
Hay gloriosas verdades que han de estar ante el pueblo de Dios.  Privilegios y deberes que ni siquiera sospechan que están en la Biblia serán colocados ante los seguidores de Cristo.  Mientras prosiguen en el sendero de humilde obediencia, haciendo la voluntad de Dios, conocerán más y más de los oráculos de Dios y se confirmarán en las doctrinas correctas.
El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que "yo soy más santo que tú" (Carta 5, 1889). 117
Lunes 19 de abril UNA FE QUE PURIFICA LA VIDA
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.  (1 Tim. 6: 11, 12)
Muchos enseñan que lo único necesario para la salvación es creer en Jesús.  Pero, ¿qué dice la Palabra de verdad?  "La fe sin obras está muerta" (Sant. 2: 26).  Hemos de pelear "la buena batalla de la fe", echar "mano de la vida eterna", tomar la cruz, negarnos a nosotros mismos, luchar contra la carne y seguir diariamente en las pisadas del Redentor...
Es un error fatal pensar que no hay nada que debéis hacer para obtener la salvación.  Habéis de cooperar con los seres celestiales... Hay una cruz que debe levantarse en el sendero, una muralla que escalar antes de que entréis en la ciudad eterna, una escalera que subir antes de llegar a la puerta de perlas; y cuando comprendáis vuestra incapacidad y debilidad y claméis pidiendo ayuda, desde los bastiones celestiales oiréis una voz que diga:  Echa "mano... de mi fortaleza" (Isa. 27: 5, VM)...
El conflicto reñido entre Cristo y Satanás se renueva en cada alma que abandona el negro estandarte del príncipe de las tinieblas para marchar bajo el estandarte teñido de sangre del Príncipe Emanuel.  El maligno presentará las más sutiles tentaciones para apartar de su fidelidad a los que debieran ser leales al Cielo.
Cualquier proceder que debilite vuestras facultades físicas o mentales, os incapacita para el servicio de vuestro Creador.  Hemos de amar a Dios de todo nuestro corazón y si nuestro ojo fuere sincero para su gloria, comeremos, beberemos y nos revestiremos de su divina voluntad.  Todo aquel que comprenda lo que significa ser cristiano, se purificará a si mismo de todo lo que debilite y manche.  Todos sus hábitos se pondrán en armonía con los requisitos de la Palabra de verdad (Review and Herald, 6-3-1888). 118
Martes 20 de abril FE SIMPLE Y OBEDIENCIA CIEGA
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o Mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. (Mat. 19: 29).
Muchos están firmemente convencidos de la verdad, pero su esposo o su esposa les impiden decidirse.  El que está en comunión con los sufrimientos de Cristo, ¿cómo podrá rehusar obedecer su voluntad y hacer su obra?... Siguiendo la senda de la obediencia con fe sencilla, el carácter alcanza la perfección...
Cristo nos ha prometido suficiente poder para alcanzar esta elevada norma.  Dice: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.  Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.  Si me amáis, guardad mis mandamientos.  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir" (Juan 14: 13-17).
Considerad esta declaración por un momento. ¿Por qué "no puede" recibir el mundo la verdad?  "Porque no le ve, ni le conoce" (vers. 17).  El mundo está confabulado contra la verdad porque no desea obedecerla.  Yo, que percibo la verdad, ¿cerraré los ojos y el corazón a su poder salvador porque el mundo elige las tinieblas antes que la luz? ¿Me ataré con los manojos de zarzas porque mis vecinos rehúsan ser atados con el trigo? ¿Rehusaré la luz, la evidencia de la verdad que conduce a la obediencia, porque mis parientes y amigos eligen seguir las sendas de desobediencia que apartan de Dios? ¿Cerraré mi mente contra el conocimiento de la verdad porque mis vecinos y amigos no abren su entendimiento para discernir la verdad como es en Jesús? ¿Rehusaré crecer en la gracia y conocimiento de mi Señor y Salvador Jesucristo porque mis vecinos consienten en permanecer como enanos?...
No podemos estimar en demasía el valor de la fe sencilla y la obediencia ciega (Carta 119, 1895). 119
Miércoles 21 de abril LA MEDIDA DEL CARÁCTER
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Toda lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta  (1 Cor. 13: 4-7)
Por medio de su apóstol inspirado, Cristo nos ha presentado la medida del carácter que está imbuido del amor de Cristo.  Hemos de llevar las huellas de Cristo, hemos de tener su semejanza.  Se nos da este ejemplo para que podamos conocer las posibilidades, las alturas que podemos alcanzar en Cristo y mediante él.  La norma que nos presenta es la perfección en él y mediante sus méritos podemos alcanzarla.  Fallamos porque estamos contentos de mirar las cosas terrenales antes que las celestiales.  Contemplando a Cristo, somos transformados de gloria en gloria.  El ojo que mira las cosas comunes necesita ser elevado...
Nadie ha medido todavía la naturaleza de Dios o el carácter de su Hijo.  Debemos tener un conocimiento de Dios por una experiencia viva (Carta 102, 1899).
Esta vida es nuestro tiempo de gracia.  Se nos coloca bajo la disciplina y el gobierno de Dios para formar caracteres y adquirir hábitos para la vida superior.  Las tentaciones vendrán sobre nosotros... Seremos sometidos a pesadas pruebas, oposición, privaciones, aflicciones; pero sabemos que Jesús paso por todas ellas.  Esas vicisitudes nos son valiosas; las ventajas de ningún modo se restringen a esta corta vida; llegan a los siglos eternos... Todas las escenas de esta vital en la que debemos efectuar una parte han de ser cuidadosamente estudiadas, pues son una parte de nuestra educación....
La misericordia y la verdad se han unido en Cristo, y la justicia y la paz se han abrazado.  Cuando contempláis el trono de Cristo, ofreciendo vuestro arrepentimiento y alabanza agradecimiento a Dios, perfeccionáis el carácter cristiano y representáis a Cristo ante el mundo.  Habitáis en Cristo, y Cristo habita en vosotros (Carta 1f, 1890). 120
Jueves 22 de abril HIJOS, NO SIERVOS
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.  (Heb. 12: 28)
Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, y sin embargo no son hacedores de su Palabra.  No saborean esa Palabra porque les indica servicio que no les es agradable.  No les gustan los sanos e íntimos reproches, las fervientes exhortaciones.  No aman la justicia, pero son dominados despóticamente por sus propios impulsos humanos caprichosos.
Significa una enorme diferencia la forma en que servimos a Dios.  El muchacho que estudia a regañadientes sus lecciones porque tiene que aprenderlas, nunca será un verdadero estudiante.  El hombre que pretende guardar los mandamientos de Dios porque piensa que debe hacerlo nunca entrará en el gozo de la obediencia.
La esencia y sabor de toda obediencia es la manifestación externa de un principio interno: el amor de la justicia, el amor de la ley de Dios.  La esencia de toda justicia es lealtad a nuestro Redentor, hacer lo correcto porque es correcto.  Cuando la Palabra de Dios es una carga porque corta directamente a través de las inclinaciones humanas, entonces la vida religiosa no es una vida cristiana, sino un esfuerzo penoso y tirantez, una obediencia forzada.  Se han puesto a un lado toda la pureza y la piedad de la religión.
Pero la adopción en la familia de Dios nos hace hijos y no esclavos.  Cuando el amor de Cristo entra en el corazón, nos esforzamos por imitar el carácter de Cristo... Mientras más estudiamos la vida de Cristo dispuestos a obedecer, más semejantes a Cristo nos volvemos.  El Espíritu Santo infunde claro entendimiento en el corazón de cada verdadero hacedor de la Palabra.  Mientras más crucificamos las prácticas egoístas impartiendo nuestras bendiciones a otros y ejerciendo nuestras facultades recibidas de Dios, más se fortalecerán las gracias celestiales y aumentarán en nosotros.  Creceremos en espiritualidad, en paciencia, en fortaleza, en humildad, en delicadeza (Carta 135, 1897). 121
Viernes 23 de abril EL ENCANTO DE UN CARÁCTER CRISTIANO
En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo.  (Isa. 28: 5).
Muchos parecen pensar sólo en el adorno externo, y ponen de manifiesto que no están en Cristo por el atavío con que se adornan (Review and Herald, 5-5-1891).
Hemos de cultivar el encanto del carácter cristiano, y hemos de buscar el adorno interno.
La religión de Cristo nunca degrada al que la recibe; ennoblece y eleva.  Bajo ciertas condiciones, se nos asegura que podemos convertirnos en miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. ¿No es esta exaltación algo digno de buscar?  Mediante la fe en Cristo y la obediencia a los requisitos de su ley, se nos ofrece una vida que correrá paralela a la vida de Dios.  Y en aquella vida inmortal no habrá pesares, ni suspiros, ni dolores, ni pecados, ni muerte. ¡Ojalá tuviéramos más en cuenta al cielo, y viéramos más cerca de él en nuestra vida y conversación!
Pero a pesar de todas las ricas promesas de Dios, son muchos los que parecen completamente absorbidos por las cosas de la tierra.  Están absortos por el pensamiento de lo que comerán, lo que beberán y con qué se vestirán.  Dios no quiere que enfoquemos nuestra mente en las cosas de este mundo.  No hemos de buscar nuestra complacencia egoísta, sino que hemos de enfocar nuestra mente en Cristo. ¿Os estáis apartando de todo lo que os separa de Dios?  Si estáis íntimamente relacionados con Dios, hablaréis de él, habrá abundancia de las cosas del cielo en vuestro corazón...
El Señor está esperando hacer grandes cosas para sus hijos que confían en él. ¿Esperamos morar con Cristo en el mundo eterno?  Entonces debemos morar con él aquí para que pueda ayudarnos cada vez que se presenten pruebas y tentaciones y nos prepare para su venida en las nubes del cielo... La belleza y la gracia de Cristo deben entretejerse en nuestro carácter.  No podemos mantener a Cristo tan apartado de nuestra vida como lo hacemos, y sin embargo ser idóneos para su compañerismo en el cielo (Ibid.) 122
Sábado 24 de abril EL DESCANSO QUE CRISTO OFRECE
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  (Mat. 11: 28)
Hay una condición para el descanso y la paz que aquí nos ofrece Cristo.  Es estar unidos en yugo con él.  Todos los que acepten esta condición, encontrarán que el yugo de Cristo los ayudará a llevar cada carga que sea necesario que lleven.  Sin Cristo a nuestro lado para llevar la parte más pesada de la carga, ciertamente debemos decir que es pesada.  Pero unidos en yugo con él para cumplir nuestro deber, todas las cargas de la vida serán llevadas fácilmente.  Y en la misma proporción en que actúe el hombre en obediencia voluntaria a los requisitos de Dios, vendrá el descanso de su espíritu...
La mansedumbre y la humildad caracterizarán a todos los que son obedientes a la ley de Dios, a todos los que llevan con sumisión el yugo de Cristo.  Esas gracias proporcionarán los resultados deseables de paz en el servicio de Dios...
Dios sabe que si fuéramos dejados para seguir nuestras propias inclinaciones, para ir sólo donde nos lleve nuestra voluntad, caeríamos en las trampas de Satanás y nos convertiríamos en poseedores de sus atributos.  Por lo tanto, la ley de Dios nos restringe a la voluntad de Aquel que es alto, noble y elevador.  El desea que paciente y sabiamente asumamos los deberes del servicio...
Dios presenta dos clases ante el mundo.  Dice para los impíos: "No hay paz" (Isa. 48: 22).  Para los otros: "Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo"  (Sal. 119: 165) ...
El Señor llama fácil a su yugo y liviana a su carga.  Sin embargo, ese yugo no nos dará una vida de comodidad, libertad y complacencia egoístas.  La vida de Cristo fue de abnegación y sacrificio propio a cada paso.  Y sus verdaderos seguidores, con ternura y amor semejantes a Cristo y consecuentes, seguirán en las pisadas de su Maestro (Manuscrito 20, 1897). 123
Domingo 25 de abril BAJO EL YUGO DE CRISTO
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.  (Mat. 11: 29, 30)
El tentador con frecuencia nos sugiere que la vida cristiana es una extorsión de deberes rigurosos; que es difícil estar continuamente en guardia, y que no hay necesidad de ser tan exigente.  Así fue como engañó y venció a Eva en el Edén, diciéndole que las órdenes de Dios eran arbitrarias e injustas... El propósito de Satanás es el mismo ahora y entonces.   Desea engañarnos y arruinarnos.  Debiéramos estudiar la vida de Cristo y procurar fomentar su espíritu y copiar su ejemplo; y mientras más nos volvamos como él, más claramente discerniremos las tentaciones de Satanás y con más éxito resistiremos su poder...
La verdadera felicidad no se encuentra en la gratificación propia y en la complacencia propia, sino en aprender de Cristo, en tomar su yugo y llevar su carga.  Los que confían en su propia sabiduría y siguen sus propios caminos, se van quejando a cada paso, porque la carga que el egoísmo les impone es muy pesada y su yugo muy irritante.  Podrían cambiar todo eso si vinieran a Jesús, y por su gracia se despojaran del yugo que los ata a Satanás,... si tomaran la carga que Cristo les da y tomaran su yugo en un servicio voluntario y feliz.  Jesús ama a los jóvenes, y anhela que posean esa paz que sólo él puede impartir... Si nos hemos convertido en discípulos de Cristo, aprenderemos de él, cada día aprenderemos cómo vencer algún rasgo de carácter detestable, cada día copiaremos su ejemplo y nos acercaremos un poco más al Modelo. Si alguna vez hemos de heredar esas mansiones que él ha ido a prepararnos, aquí debemos estar formando caracteres tales como los de los moradores de allí (Youth's Instructor, 21-11-1883).
Los requisitos de Dios son hechos con sabiduría y bondad.  Al obedecerlos, la mente se expande, mejora el carácter (Id., 7-5-1884). 124
Lunes 26 de abril LA GRACIA DE LA HUMILDAD
Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.  (Isa. 57: 15)
La gracia de la humildad debiera ser fomentada por los que llevan el nombre de Cristo; pues la exaltación propia no puede hallar lugar en la obra de Dios.  Los que quieran cooperar con el Señor de los ejércitos, diariamente deben crucificar el yo, colocando la ambición mundana en segundo término.  Deben ser tolerantes y bondadosos, llenos de misericordia y ternura con los que los rodean...
La verdadera humildad es la evidencia de que contemplamos a Dios, y de que estamos unidos con Jesucristo.  A menos que seamos mansos y humildes, no podemos pretender que tenemos el verdadero concepto del carácter de Dios.  Los hombres pueden pensar que están sirviendo a Dios fielmente; su talento, sabiduría, elocuencia o celo, pueden deslumbrar los ojos, halagar la fantasía y despertar la admiración de los que no pueden ver debajo de la superficie; pero a menos que esas cualidades sean humildemente consagradas a Dios,... son considerados por Dios como siervos inútiles (Review and Herald, 11-5-1897).
Dios ha estado esperando mucho tiempo que sus seguidores manifiesten verdadera humildad, para poder impartirles ricas bendiciones.  Los que le ofrecen el sacrificio de un espíritu quebrantado y contrito, serán preservados en la hendedura de la roca y contemplarán al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. 
Cuando Jesús, que lleva los pecados, el sacrificio absolutamente suficiente, sea visto más claramente, sus labios exclamarán las mayores alabanzas.  Mientras más vean del carácter de Cristo, más humildes se volverán y menos se estimarán a sí mismos. No se verá en su obra una necia presunción... El yo se pierde de vista al comprender su propia indignidad (Ibid.). 125
Martes 27 de abril UNA COMPAÑÍA CELESTIAL
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.  (1 Ped. 5: 6)
Todo el cielo se pone al servicio de los que se acercan a Cristo en procura de la vida eterna, sometiéndosele como los que han entregado todo a Dios.  Dios requiere que sus siervos se coloquen bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel, esforzándose con el poder de Dios para los principios de la verdad puros e intactos.  Nunca deben apartarse de la senda de abnegación y humildad que debe seguir el verdadero cristiano.  Cuando así cooperan con Dios, Cristo se forma en ellos "la esperanza de gloria" (Col. 1: 27).  Revestidos de su humildad y mansedumbre, hallan su mayor gozo en su servicio.  Las ambiciones terrenales ceden paso a un deseo de servir al Maestro.
"Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos".  "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios" (Sal. 138: 6; 51: 17).  Los que revelan el manso y humilde espíritu de Cristo, son considerados tiernamente por Dios.  Nada pasa inadvertido para él. Tiene en cuenta su abnegación, su esfuerzo para exaltar a Cristo ante el mundo.  Aunque esos humildes obreros puedan ser considerados con burla por el mundo, son de gran valor a la vista de Dios.  No sólo los sabios, los grandes, los benefactores ganarán un pasaporte para entrar en los atrios celestiales, no sólo el obrero muy ocupado, lleno de celo y de actividad incansable.  No; el puro de corazón, en cuyos labios no ha sido hallado engaño; el pobre de espíritu, que es movido por el Espíritu de un Cristo que mora en él; el pacificador, cuya más alta ambición es cumplir la voluntad de Dios; éstos ganarán una plena admisión.  Son las joyas de Dios y estarán entre aquel número de quien escribió Juan: "Oí como la voz de una gran multitud... que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!" (Apoc. 19: 6)  (Review and Herald, 11-5-1897). 125
Miércoles 28 de abril LUZ PARA EL HUMILDE
Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. (Sal. 25: 9)
Cualquier cosa semejante al orgullo del conocimiento y la dependencia de un conocimiento científico, que colocáis entre vuestra alma y la palabra de la Biblia, cerrará completamente la puerta de vuestro corazón a la dulce y humilde religión del manso y humilde Jesús...
El corazón humilde es el que recibe la luz del cielo, que es más preciosa que la jactanciosa sabiduría del mundo... El pecador arrepentido... se convierte en espiritual y discierne las cosas espirituales.  La sabiduría de Dios ilumina su mente y contempla cosas maravillosas en la ley de Dios.  Esta salvación que ofrece perdón al transgresor le presenta la justicia que soportará el celoso examen del Omnisciente; da la victoria sobre el poderoso enemigo de Dios y del hombre; proporciona vida eterna y gozo al que la recibe...
Lo pleno de la salvación es lo que le da su grandeza.  Nadie puede medirla o entenderla mediante la sabiduría mundana.  Puede ser contemplada con el más profundo y concentrado estudio, pero la mente se pierde en la inalcanzable majestad de su Autor; pero el alma unida con Dios en la meditación de sus insondables riquezas, es expandida y se hace más capaz de comprender, en una mayor profundidad y altura, las glorias del plan de salvación... Sus facultades de comprender se desarrollan y fortalecen para cumplir los requisitos de Dios con habilidad y sabiduría aumentadas.  La mente dedicada sin reserva a Dios, bajo la dirección del Espíritu divino, se desarrolla en forma general y armoniosa.  El carácter débil y vacilante se transforma por el poder de Dios, convirtiéndose en fuerte y estable.  La devoción continua y la piedad establecen una relación tan íntima entre Jesús y sus discípulos que el cristiano se hace semejante a Cristo en su mentalidad y su carácter (Review and Herald, 174-1888). 127
Jueves 29 de abril LOS MÉRITOS DE LA SANGRE DE JESÚS
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.  (Sal. 34: 2)
El verdadero cristiano... comprende que se ha hecho para él un sacrificio infinito, y que su vida es de valor inestimable por los méritos de la sangre, intercesión y justicia de Jesús.  Pero al paso que comprende el excelso privilegio de los hijos de Dios, su alma se llena de humildad.  No hay jactancia de santidad en los labios de los que caminan a la sombra de la cruz del Calvario.  Sienten que fueron sus pecados los que causaron la agonía que quebrantó el corazón del Hijo de Dios... Los que viven más cerca de Jesús, sienten más profundamente su propia indignidad y su sola esperanza está en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado.  Como Moisés, han tenido una visión de una pavorosa majestad de santidad, y ven tan sólo su propia insuficiencia en contraste con la pureza y la exaltada belleza de Jesús.
¿No hay ocasión para la humildad? ¿No hay necesidad de que sintamos nuestra plena dependencia de Cristo cada día y cada hora?... El tomó sobre sí nuestra naturaleza, y se hizo pecado por nosotros, para que podamos hallar remisión de "los pecados pasados"  (Rom. 3: 25), y por su divina gracia y fortaleza podamos cumplir los requerimientos de la ley.  Quienquiera que tome la posición de que no significa nada si guardamos o no los mandamientos de Dios, no conoce a Cristo.  Jesús dice: "He guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor" (Juan 15: 10);  y los que siguen a  Jesús, harán como él ha hecho...
Satanás tratará de atraeros para que entréis en las sendas del pecado, prometiendo que algún bien maravilloso resultará de la transgresión de la ley de Dios; pero es un engañador.  Tan sólo busca vuestra ruina... Cristo vino para quebrantar el dominio del maligno,... y para dar libertad a los cautivos.  El hombre se ha debilitado tanto con la transgresión, que no posee suficiente poder moral para apartarse del servicio de Satanás (Review and Herald, 6-3-1888) 128
Viernes 30 de abril A DIOS SEA LA GLORIA
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.  Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.  (Jer. 9: 23, 24)
Este es el más precioso reproche y motivo de ánimo, la lección más importante para cada alma que trate de servir a Dios.  Con claras palabras se expresa aquí aquello en que se deleita el Señor.  Todos los que entienden y conocen a Dios saben que ejerce misericordia, juicio y justicia.  Si caminan humildemente con Dios, podrán guardar los caminos del Señor, hacer su voluntad con toda bondad, compasión, misericordia, ternura y amor; pues Dios ha dicho "estas cosas quiero".  Entonces, cuán cuidadosos debemos ser en cuanto al fruto de los labios, de que no deshonremos a Dios tratando sin bondad a aquellos que compró con su sangre...
Nuestra prosperidad como pueblo depende enteramente de nuestra dependencia de Dios para nuestra suficiencia, gracia y perfección de carácter en nuestro Salvador y por medio de él, que ha pagado el rescate por nosotros con sus propios méritos gloriosos.  Si no lo hubiera hecho, habríamos perecido en nuestros pecados (Carta 150, 1897).
Los que conocen a Jesús como a su Salvador personal, tienen el privilegio de ser educados y preparados en una escuela superior a la de los hombres y de ser guiados con sabiduría mayor que la de los hombres finitos.  Pueden colocarse bajo la dirección del más grande Maestro que el mundo haya conocido, y pueden participar del mismo conocimiento que dio a Daniel.  Los que son humildes de corazón, los que sienten su necesidad de una sabiduría más elevada, y no dependen de su propio juicio limitado, sino que buscan fervientemente conocer la voluntad de Dios, pueden alimentarse de la Fuente de todo conocimiento y obtener gracia, prudencia, discreción y juicio (Youth's Instructor, 19-9-1895). 129..
 




  

 
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